En la semana que finalizó el 11 de abril 5.2 millones de ciudadanos estadounidenses solicitaron acogerse a los subsidios de desempleo, lo que eleva a algo más 22 millones el número de personas que se ha quedado sin trabajo en apenas un mes.

En la semana que finalizó el 11 de abril 5.2 millones de ciudadanos estadounidenses solicitaron acogerse a los subsidios de desempleo, lo que eleva a algo más 22 millones el número de personas que se ha quedado sin trabajo en apenas un mes.

La cifra borra de un plumazo todos los empleos que se generaron tras la crisis financiera del 2008. El vuelco a la situación se ha producido a una velocidad sin precedentes.

El cierre casi total de la economía, por la epidemia del coronavirus, ha parado de golpe la máquina laboral de empleo en Estados Unidos (EU), que acumulaba hasta marzo, 113 meses seguidos de crecimiento ininterrumpido.

Los datos de desempleo superan con creces el récord anterior, relativo a 1982 y cuando se registraron 2.7 millones de desempleados en un mes.

Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional, el nivel de desempleo de Estados Unidos se disparará de 3.7% en el 2019 a 10.4% este año, para bajar sólo a 9% en el 2021.

Para paliar la situación, el gobierno ha comenzado a entregar cheques de 1,200 dólares para todos aquellos que ganen menos de 75,000 dólares al año. A esta cifra, se añadirán 500 dólares por hijo y disminuirá paulatinamente hasta los sueldos de 99,000 dólares anuales. A partir de esa cantidad, no habrá ayudas.

La debilidad del mercado laboral preocupa, especialmente al presidente Donald Trump, que contaba con la baza de la economía para revalidar su mandato en las elecciones de noviembre.

El reporte de la Oficina del Censo mostró que la construcción de viviendas nuevas cayó 22.3 por ciento. Cerca de 1.2 millones de inmuebles comenzaron a construirse el mes pasado en comparación con los 1.6 millones de febrero. Este sector sigue activo desde el 28 de marzo, porque es considerado esencial en Estados Unidos.

Los cierres de fábricas, también golpearon a la economía. La actividad manufacturera en la región de Philadelphia, un parámetro clave del sector industrial, cayó en marzo a su nivel más bajo en 40 años, según la Reserva Federal.

Fuente: El Economista

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