Durante el 2018, el sector cervecero refrendó su carácter estratégico para las agroexportaciones mexicanas y continuó rompiendo marcas.

Por un lado, la elaboración de la bebida marcó su quinto récord al hilo al crecer 8.8% a 119.8 millones de hectolitros (algo así como 33,741 millones de latas), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). Se trata del mayor ritmo productivo de la última década, sobrepasando la expansión de 8.4% observada en el 2014.

En correlato, el volumen de exportación hiló cinco años de avances al elevarse 19.3% y escalar a un nivel récord de 39.5 millones de hectolitros, según cifras de la Secretaría de Economía.

En valor, las ventas externas se expandieron 19.2% a un récord de 4,491 millones de dólares e hilaron nueve años de avances. Hasta el 2017, México se mantenía como el mayor exportador de cerveza, vendiendo casi el doble que Holanda, su más cercano perseguidor.

En el renglón exportador México ha adquirido un carácter estratégico para dos de las grandes empresas globales del sector, la holandesa Heineken y la belga-brasileña AB InBev, que han “refrescado” al país con cuantiosas inversiones para hacer del país una plataforma de exportación.

El año pasado, siguiendo los datos gubernamentales, una de cada tres cervezas producidas localmente se destinó para el mercado externo, lo que representa un salto significativo, considerando que la relación era de una de cada cuatro cervezas hace una década.

Estados Unidos es el primer mercado de la cerveza mexicana y en el 2018 importó de nuestro país 29.1 millones de hectolitros, lo que equivale a 74% de lo que exportamos. Sin embargo, el año previo ese porcentaje fue de 81%, lo que refleja una mayor diversificación de mercados, gracias a la demanda de países como China, Gran Bretaña, Australia y Colombia.

En el último lustro, México recibió casi 6,200 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa en el sector de la cerveza, monto sin precedente impulsado por la consolidación en el país de Heineken y AB InBev, empresas que en el 2010 y en el 2013 concretaron la compra de las mexicanas Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma y Grupo Modelo, respectivamente.

Justo esta semana, Grupo Modelo anunció la puesta en marcha de su octava planta en México, ubicada en la localidad de Apan, en el estado de Hidalgo, unidad en la cual invirtió 14,000 millones de pesos para añadir a su portafolio una capacidad de producción de 12 millones de hectolitros anuales.

En el 2017, la empresa del grupo belga-brasileño también puso en marcha su planta de Yucatán, en la que invirtió 8,500 millones de pesos para producir inicialmente 7 millones de hectolitros anuales.

El año pasado, Heineken inauguró también su séptima planta en el país, ubicada en la localidad de Meoqui, en Chihuahua. Esta factoría, que es la más grande de la empresa en México, costó 500 millones de dólares y tiene una capacidad productiva de 6 millones de hectolitros anuales.

Otra empresa, la estadounidense Constellation Brands, que tiene los derechos para la comercialización de diversas marcas de Grupo Modelo en Estados Unidos (Corona, Pacífico y Modelo Especial), planea también su tercera planta en México en Mexicali, Baja California, aunque el proyecto se ha retrasado por inconformidades sociales.

En el 2017, la firma anunció una inversión de 160 millones de dólares para ampliar su capacidad de producción, de 2.5 millones a 3.5 millones de hectolitros anuales, en la planta productora de cerveza de Ciudad Obregón, en Sonora.