Sáb, May 4, 2024

En el 2019, América del Norte se ubicó como el tercer mayor fabricante mundial de vehículos de motor, después de China y la Unión Europea.

La industria automotriz de América del Norte tiene una alta dependencia de la proveeduría de México, lo que incrementa la presión para el pronto reinicio de las plantas de autopartes establecidas en el territorio mexicano en el contexto de la pandemia del Covid-19.

Por ejemplo, la camioneta Silverado de General Motors se ensambla en Roanoke, Indiana, con 46% de contenido de Estados Unidos y Canadá y con 38% de contenido de México, incluido el motor que se fabrica en Silao.

Otro caso es el del vehículo producido por Tesla, Model 3 Mid Range, en Fremont, Canadá, con 50% de contenido estadounidense y canadiense y 25% de contenido mexicano.

Un tercer modelo, la camioneta Durango, se arma en Detroit, con 58% de contenido de Estados Unidos y Canadá, con 26% de contenido de México.

Desde el 4 de mayo, algunas plantas automotrices de Estados Unidos reactivaron su producción y otras lo harán a partir de hoy 11 de mayo, mientras la pandemia del nuevo coronavirus está iniciando apenas su propagación más alta esperada en México, con el consecuente riesgo para los trabajadores.

Otros modelos de General Motors, como Malibu, Brazer, Traverse, Enclave, XT5 y XT6, tienen un contenido mexicano de entre 21 y 26% de acuerdo con datos del gobierno estadounidense.

A nivel mundial, la fabricación de vehículos automotores se ha reorganizado en gran medida en torno a cadenas de suministro regionales en lugar de puramente nacionales.

En 2019, América del Norte se ubicó como el tercer mayor fabricante mundial de vehículos de motor, después de China y la Unión Europea, produciendo 16 millones 783,398 vehículos comerciales y de pasajeros. De estos, 11.4% fue ensamblado en Canadá; 23.8% en México, y 64.8% en Estados Unidos.

Pero la pandemia del Covid-19 obligó a cerrar las plantas automotrices en prácticamente todo el mundo, en distintos tiempos, país por país, región por región. Como parte de la etapa inicial del poscoronavirus, en Estados Unidos se reprogramó el reinicio de 13 plantas automotrices entre el 4 y 11 mayo, mientras que una más, de Mercedes-Benz, ya comenzó su producción desde el 27 de abril.

En México, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 23 de marzo del 2020 que el país había entrado en la fase dos, denominada contagio comunitario, de la pandemia.

También el 24 de marzo del 2020, el gobierno mexicano impuso restricciones a las actividades no esenciales en los sectores público, privado y social, que se extendieron hasta el 30 de mayo a partir del 16 de abril, incluida la suspensión de reuniones de más de 100 personas, el cierre de todas las escuelas y alentando al sector privado a permitir que los empleados trabajen de forma remota.

Las actividades esenciales incluyen servicios y suministros médicos, seguridad pública, funciones económicas fundamentales, programas sociales gubernamentales e infraestructura crítica. El 30 de marzo del 2020, el gobierno declaró una emergencia sanitaria nacional.

Desde hace décadas, México, Estados Unidos y Canadá desarrollaron una cadena de suministro integrada con cientos de proveedores que proporcionan miles de piezas para vehículos, algunos de los cuales cruzan la frontera varias veces a medida que se ensamblan en productos más grandes.

Por ejemplo, algunos asientos de vehículos utilizan componentes de cuatro estados diferentes de Estados Unidos y cuatro ubicaciones mexicanas, con el ensamblaje final en el medio oeste de Estados Unidos.

Fuente: El Economista

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