Un estudio de la Universidad de Harvard sugiere que habría un «beneficio significativo» al reducir las carnes rojas de su dieta porque evitaría enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades respiratorias y neurodegenerativas.
En los últimos años, la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), evaluaron la carcinogenicidad del consumo de carne roja y carne procesada. Los autores de esta revisión de más de 800 estudios –22 expertos de 10 países diferentes– clasificaron el consumo de carne roja como «probable carcinógeno para humanos». Sin embargo, saber si era una causa directa con muertes prematuras todavía era una pregunta en deuda.
Investigadores del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard concluyeron que el aumento de consumo de carne de res, cerdo y carnes procesadas en la dieta puede acortar la vida. La investigación fue publicada en la revista médica BMJ y sugiere que existe un vínculo entre los hábitos alimenticios modificados (comer sustancialmente más carne roja y carne procesada, como el tocino y el jamón) y un mayor riesgo de morir antes de tiempo.
De acuerdo con el estudio, que siguió los hábitos dietarios de 1.2 millones de personas durante ocho años, 14.019 muertes, tanto de hombres como de mujeres, ocurrieron por aumentos en el consumo de carne roja.
Cada cuatro años, le pidieron a los participantes llenar un cuestionario sobre sus hábitos de consumo de carne. Si consumían una vez al mes, o seis veces al día. Las principales causas de muerte para quienes consumieron más carne al día fueron la enfermedad cardiovascular, el cáncer, la enfermedad respiratoria y la enfermedad neurodegenerativa.
Un aumento en el consumo total de carne roja de al menos la mitad de una porción por día se asoció con un 10% más de riesgo de mortalidad. Para el consumo de carne roja procesada y no procesada, un aumento de al menos la mitad de una porción por día se asoció con un riesgo de mortalidad 13% más alto y un riesgo de mortalidad 9% más alto, respectivamente .
Una disminución en el consumo de carne roja procesada o no procesada de al menos la mitad de una porción por día no se asoció con el riesgo de mortalidad. De acuerdo con The Guardian, los autores reconocen que no pueden probar que la carne roja y procesada fueron las causas de muerte porque es un estudio observacional. Aunque permitieron factores como la actividad física, la calidad general de la dieta, el hábito de fumar y el consumo de alcohol, puede haber otras cosas que predispongan a los comedores de carne a morir antes.