Como desarrollar estrategias para una mentalidad de crecimiento en la empresa

Al revés de lo que nos han hecho creer y en contrasentido a la creencia popular, los altos logros no son simplemente un producto del talento y la habilidad. Si eso fuese así, nos encontraríamos en un mundo en el que los golpes de suerte marcarían el destino de nuestros proyectos. Es cierto, la suerte, el azar, la buena estrella, juegan pero no son los únicos elementos. Hace falta inteligencia, orientación a resultados, técnica y sobre todo, esfuerzo.

Nos han hecho creer que si lo imaginamos, lo lograremos y no es necesariamente así. Para conectar el propósito con la meta, hay que idear una estrategia, ejecutarla, entender los tiempos y movimientos que serán necesarios para alcanzar los resultados deseados. Para fomentar una mentalidad de crecimiento en la empresa, necesitamos poner manos a la obra. Esforzarnos.

En un mundo en el que la inmediatez ha abonado muchos de nuestros campos profesionales y empresariales, empezamos a ver cómo hay un grado creciente de erosión que deviene en aridez. El alto índice que la Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE) reporta, está directamente relacionado con una mentalidad que en vez de fomentar el crecimiento, ha encandilado y obnubilado el panorama.

Si confiáramos sólo en el talento o la creatividad con la que llegamos a este mundo, estaríamos limitando nuestro crecimiento personal, profesional y empresarial. De hecho, las creencias internas sobre nuestras propias habilidades, destrezas y potencial en realidad alimentan los patrones de comportamiento y predicen el éxito.

La profesora Carol Dweck, psicóloga de la Universidad de Stanford argumenta que la cualidad fundamental que separa a las personas exitosas de sus contrapartes fracasadas es si piensan que su inteligencia puede desarrollarse o creen que es fija.

Dweck apunta: “No existe relación entre las habilidades o la inteligencia de las personas y el desarrollo de cualidades orientadas al dominio. Algunos de los seres humanos más brillantes evitan los desafíos, no les gusta el esfuerzo y se marchitan ante las dificultades. Y algunos de los que son menos brillantes son realmente ambiciosos, prosperan en los desafíos, persisten intensamente cuando las cosas se ponen difíciles y logran más de lo que esperabas”.

En realidad, si lo pensamos bien, las palabras de Dweck demuestran que estar orientado al esfuerzo significa tener la mentalidad correcta. No se trata de lo inteligente que seamos o de lo creativos que creamos ser. El tema es tener una mentalidad orientada al esfuerzo y esto nos ayudará a ser más capaces con el tiempo. Necesitamos darnos un tiempo de maduración para llegar a alcanzar nuestras metas. Eso es el crecimiento.

Crecer es entrar a una dinámica en la que al esfuerzo hay que agregarle perseverancia y paciencia. Una persona con una mentalidad fija cree que su inteligencia es estática, mientras que una persona con una mentalidad de crecimiento cree que su inteligencia puede desarrollarse. Por lo tanto, es más probable que este último grupo acepte los desafíos, persista frente a los contratiempos y vea el esfuerzo como un camino natural hacia la consecución de logros.

 La distinción clave entre estos dos extremos tiene enormes implicaciones para la motivación, la productividad y la confianza. En la búsqueda del éxito, la mentalidad lo es todo. Una prespectiva de crecimiento tiene un impacto considerable en la eficacia del negocio y es un factor determinante para los atletas exitosos.

Es un componente crítico que separa a los elementos de alto rendimiento de los que tienen dificultades en el el día a día y, por lo tanto, a menudo se discute en el contexto de sus aplicaciones para el desempeño profesional y empresarial. Una mentalidad de crecimiento ha sido identificada repetidamente como un predictor robusto del éxito. El esfuerzo aumenta la motivación, los logros y los puntajes de de crecimiento y triunfo..

La buena noticia es que se puede capacitar para desarrollar una mentalidad de crecimiento. Dweck descubrió que cuando los seres humanos emprenden una intervención para pasar de una mentalidad fija a una mentalidad de crecimiento, inmediatamente empiezan a desempeñarse en niveles más altos y logran un mayor éxito profesional.

De hecho, las estrategias y los métodos orientados a cultivar esta mentalidad en los equipos de trabjo están ganando terreno de forma generalizada. Está bien documentado que los países más exitosos del mundo basan la capacitación en una mentalidad de crecimiento. Por lo tanto, la integración de procesos de entrenamiento orientados a la mentalidad de crecimiento en la empresa puede tener un impacto beneficioso en el aprendizaje.

Algunas estrategias para desarrollar una mentalidad de crecimiento son:

1. Establecer micrometas alcanzables para fomentar el progreso constante e incremental. Las pequeñas victorias repetidas a lo largo del tiempo pueden conducir a una mentalidad de crecimiento y a una mayor confianza.

2. Elogiar los esfuerzos y estrategias en lugar de la inteligencia. Los elogios a la inteligencia pueden socavar la motivación y el rendimiento en cualquier equipo de trabajo.

3. Ayudar a nuestra gente a enfocarse y valorar el proceso de aprendizaje. Sin este énfasis en el aprendizaje, a menudo basarán sus autopercepciones de inteligencia y valor en las calificaciones recibidas, promoviendo una mentalidad fija. Si bien las calificaciones son importantes, se debe priorizar el valor del aprendizaje que nos lleva al logro.

4. Privilegiar el trabajo cooperativo, en lugar de competitivo o individualista. Es crucial desarrollar un sentido de responsabilidad hacia el grupo para dar lo mejor y  experimentar el ciclo de retroalimentación positiva del esfuerzo y el éxito, fomentando el desarrollo de una mentalidad de crecimiento y esfuerzo.

Para fomentar una mentalidad de crecimiento en la empresa, hay que empezar por la forma en que lideramos a nuestros equipos. Las mentalidades que piden las cosas con urgencias permanentes, que no entienden que los resultados no son inmediatos sino que deben tener su tiempo de desarrollo, los que gustan de presionar sin sentido, están desgastando a sus equipos y se están quedando un paso atrás.

Es necesario dar un paso adelante. Es preciso comprender que para unir el punto de las ideas y los resultados, para llegar de la línea de salida a la de meta hay que recorrer el camino: hay que esforzarse y ser persistentes. Así, lograremos crecer. En el siglo XX tenemos que fomentar una mentalidad de crecimiento.