The New York Times | Jueves 20 Octubre 2016 | 00:01:00 hr
Archivo/Associated Press | La compañía ha conservado los empleos en los Estados Unidos. Sólo cambió el producto que fabrican, de armar autos pequeños ahora trabajan en las SUVs
Primera de dos partes
Detroit— En el verano del 2008, con la Gran Recesión a todo lo que daba y la industria automotriz de Detroit en caída libre, la compañía Ford Motor tomó un gran riesgo: Convertiría tres de sus ensambladoras norteamericanas de armar camionetas y vehículos utilitarios (SUV) a fabricar pequeños autos para pasajeros.
Con los precios de la gasolina arriba de 4 dólares por galón en aquel entonces y las ventas de camionetas cayendo estrepitosamente, Ford estaba perdiendo miles de millones y –junto con General Motors y Chrysler– al borde de la bancarrota. El eje de esa transición de Ford era su planta en Wayne, Michigan. Ahí, la empresa cambiaría la producción de grandes SUVs por una de autos compactos, bajo la suposición de que la demanda del consumidor había cambiado permanentemente hacia los vehículos pequeños.
“Si no hacemos esto, no tenemos una compañía sustentable”, declaró en aquel entonces Alan R. Mulally, el jefe ejecutivo en esa época.
Pero ocho años después, Ford, el segundo fabricante más grande de la nación después de GM, está revirtiendo el curso en Wayne.
En una acción que causó duras críticas por parte de Donald Trump y otros detractores del Tratado de Libre Comercio de Norte América, Ford se olvida de hacer autos compactos en Estados Unidos y planea mudar su producción de sus autos compactos Focus de la fábrica de Wayne a una nueva planta que ya se construye en México.
El señor Trump y otros han criticado a Ford por crear empleos en México en vez de Estados Unidos. Sin embargo, hay un hecho que rara vez mencionan los críticos de Ford. La fábrica de Wayne continuará con todo su personal, 3 mil 700 trabajadores, para construir lo que Ford realmente necesita ahora: más camionetas y SUVs.
Movimientos son reflejo del mercado
No hay duda de que el TLC ha jugado una gran parte en la migración de muchos empleos de manufactura de Estados Unidos a México en los últimos 22 años. Antes del tratado de comercio, los fabricantes estadounidenses de autos apenas si tenían presencia en México. Ahora, la fuerza laboral mexicana que fabrica autos es de 675 mil personas, de acuerdo con la asociación de la industria mexicana del auto.
Pero la historia de la fábrica de Ford en Wayne deja claro que son muchos los factores que determinan el número de empleos en la industria automotriz en Estados Unidos –una cifra que de acuerdo con la estadística del Departamento Federal de Trabajo ha crecido en 200 mil puestos hasta llegar a los 900 mil, desde que la recesión abrió paso a la recuperación en el 2009. Los motivos incluyen el estado de la economía, la rentabilidad de los vehículos que se producen, la fuerza del dólar, y qué tan bien se colocan los vehículos en el mercado.
Una gran consideración al día de hoy es la misma que en el 2008: el precio de la gasolina. Pero ahora es gasolina históricamente barata –en el rango de los 2 dólares por galón– que está influyendo en el tipo de autos que los consumidores quieren y por tanto los fabricantes necesitan producir.
Aproximadamente 3 de cada 5 vehículos que se vendieron en Estados Unidos en septiembre eran camionetas o SUVs, según la firma de investigación Autodata. Los analistas no prevén que la demanda de camionetas pickup y SUVs espaciosas vaya a bajar mientras los precios de la gasolina sigan bajos.
Así que más que una huida precipitada por el TLC hacia la fuente de mano de obra barata, el reequipamiento por Ford de su fábrica de Wayne obedece al deseo de la industria de mantener el ritmo de la demanda creciente de camionetas y SUVs con alto margen de ganancia mientras que continúa produciendo sus modelos de autos menos caros con costos más bajos dada la mano de obra barata en México.
La fábrica de Ford en Wayne refleja la realidad del mercado. En palabras sencillas, Detroit no puede ganar dinero produciendo autos pequeños en Estados Unidos, donde un empleado sindicalizado –no contando los que recién entraron– puede ganar 29 dólares por hora, más del triple del salario de un empleado mexicano.
El jefe ejecutivo de Ford, Mark Fields, ha defendido fuertemente la estrategia de la empresa respecto a México. Cita los 55 mil empleados asalariados que la empresa ocupa en Estados Unidos y los 25 mil empleos que ha agregado desde que salió de la recesión.
Pero no se retracta en sus motivos para mudar a México la producción del Focus que se vende lentamente y así poder dedicar a los empleados estadounidenses con salarios más altos a fabricar las populares camionetas y SUVs. El Focus ha experimentado un declive de casi un 20 por ciento en ventas anuales en los últimos cuatro años.
(Bill Vlasic / The New York Times)