La revolución de la IA en la economía y mercados

2024 podría ser un año relevante en el nuevo ciclo de adopción de avances tecnológicos que se ha experimentado desde 2011 con la entrada de la Cuarta Revolución Industrial. El ecosistema generado por el uso de la inteligencia artificial, el internet de las cosas y la digitalización ha alcanzado una nueva dimensión desde finales de 2022.

El momento clave de entrada en el inconsciente colectivo ha sido el surgimiento de ChatGPT (30 de noviembre del 2022) y una serie de sistemas o herramientas como Bard, Jasper y Paradox, entre otros, desatando el poder del uso de los grandes datos, la programación y la inteligencia artificial generativa. Este artículo tiene el objetivo de analizar algunos aspectos importantes a observar en este frente durante 2024.

¿Qué sigue después de los primeros pasos de la Cuarta Revolución Industrial?

La Cuarta Revolución Industrial debe percibirse como un ecosistema en donde coexisten muchas de las técnicas e innovaciones que surgieron en la revolución industrial previa, que tuvo lugar a partir de la década de 1980 con las computadoras personales y el internet, la automatización y el auge por la globalización. En la Cuarta Revolución Industrial han surgido importantes procesos de digitalización, hiperconectividad y el uso de sistemas ciber físicos. Estos han cambiado diametralmente la manera de hacer negocios, los patrones de consumo de las personas e inclusive nuestra forma de relacionarnos en sociedad y con el ambiente. En general, la aplicación de la innovación tecnológica en un sinnúmero de campos ha crecido exponencialmente. Un ejemplo de ello es la Industria 5.0, concepto recientemente reconocido por la Comisión Europea, que se centra en el binomio de transiciones digitales y verdes que permitan alcanzar industrias más sostenibles, resilientes y centradas en las personas.

También es importante reconocer que esta inercia tuvo un punto de inflexión con el surgimiento de la pandemia del Coronavirus. La crisis de salud que enfrentamos a partir de 2020 exacerbó la adopción de muchas innovaciones tecnológicas, generando una cultura digital en los individuos y en las empresas.

De acuerdo con un estudio del Fondo Monetario Internacional, la aceleración de la transformación digital durante la pandemia permitió incrementar la productividad de las personas hasta en un 6% en economías avanzadas. En economías emergentes las ganancias fueron mayores, creciendo a tasas de doble dígito en algunos casos. Esto también motivó un círculo virtuoso al adelantar muchos de los programas de investigación y desarrollo al contar con fuentes de fondeo más diversas y competitivas, incentivando una mayor inversión en nuevas soluciones que permitirán explorar nuevos horizontes tecnológicos hacia delante. Entre ellos, las aplicaciones de la Inteligencia Artificial Generativa y otras ramas podrán resultar en mejoras en productividad y la apertura de nuevos mercados.

Innovación disruptiva ocasionada por la inteligencia artificial

De acuerdo con una consulta realizada a ChatGPT, “la Inteligencia Artificial Generativa describe algoritmos que se pueden utilizar para crear contenido nuevo, incluido audio, código, imágenes, texto, simulaciones y videos”. Esta innovación tiene el potencial de cambiar sustancialmente la forma en que podemos crear contenido. Otras ramas de la inteligencia artificial incluyen aprendizaje de máquina, redes neuronales, procesamiento del lenguaje natural, robótica, visión por computadora, lógica difusa y sistemas expertos. Este poder tecnológico tiene la capacidad de generar cambios estructurales en nuestra vida cotidiana.

Más allá de las ganancias en productividad y su potencial para impulsar la inteligencia y creatividad humana, el avance tecnológico implicará también una fase de adaptación, generando disrupciones en muchos frentes (e.g. dinámica de empleo, estructuras de mercado, brechas de conocimiento, etc.). Probablemente estemos en un escenario que se asemeje a lo que el filósofo Thomas Kuhn describiría como una revolución científica.

Este concepto aduce a un escenario caracterizado por un cambio de paradigma significativo y trascendental, que no podría compararse con el estado previo. En el caso de la Revolución de la inteligencia artificial, esta innovación tecnológica sería tan disruptiva que requerirá una rápida absorción, conocimiento, flexibilidad y agilidad ante el cambio por parte de los tomadores de decisiones para evitar el fracaso.

También será necesario robustecer y adaptar los sistemas educativos debido al temor de que un alto número de oficios y profesiones sean, eventualmente, reemplazados o complementados por máquinas. Por ejemplo, el FMI estima que casi 40% de todos los trabajos en el mundo podrían ser afectados por la inteligencia artificial. Estos retos se componen al considerar las difíciles cuestiones morales y de seguridad que algunas de estas tecnologías han puesto en relieve y que será necesario resolver satisfactoriamente para cimentar su penetración y crecimiento.

Los mercados financieros también han reaccionado a este cambio de paradigma

Los inversionistas también han reconocido el potencial de la inteligencia artificial, la hiperpersonalización y otros avances tecnológicos que probablemente se aplicarán con más frecuencia en el futuro cercano. En particular, se ha observado un auge en la demanda por instrumentos financieros que se beneficiarán de la derrama económica esperada por este nuevo paradigma. Un ejemplo ha sido el fuerte incremento en el precio de las acciones (y por ende, en el valor de capitalización de mercado) de empresas públicas asociadas a tecnología. Tal ha sido el caso de las “Magníficas 7”, acrónimo que hace referencia a Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla. Por lo menos desde el año pasado, estas empresas han sorprendido de manera positiva ante esta efervescencia por la inteligencia artificial.

Al margen del debate sobre burbujas en precios (que sería materia para otro artículo), la generación de utilidades de la mayoría de estas compañías, aunados a los planes estratégicos de desarrollo de producto, sugieren una demanda significativa por microprocesadores, otro hardware, sistemas y todo lo necesario para el desenvolvimiento de este nuevo ciclo de absorción de avances tecnológicos. Este es un cambio de tendencia que podría continuar por mucho más tiempo, especialmente si tomamos en cuenta que todavía falta un proceso de masificación o democratización en el uso de aplicativos de inteligencia artificial hacia el grueso de la población.

Reflexión final

La actual revolución de la inteligencia artificial se presenta como un cambio de paradigma muy importante que probablemente generará grandes modificaciones en todas nuestras actividades, desde la forma de llevar a cabo negocios hasta como se dan nuestras relaciones personales. En 2024 podríamos ver una mayor penetración y desarrollo de aplicativos de inteligencia artificial que han surgido desde finales de 2022 y que comenzaron a tener un gran auge en 2023. Esto no solamente podría traer mejoras en productividad, sino el desarrollo de nuevas actividades económicas y mercados.

El potencial es enorme y probablemente estamos viendo únicamente la punta del iceberg hoy en día. Si bien las oportunidades son muchas y muy variadas, también existen desafíos en términos de ciberseguridad, socioeconómicos, demográficos, de políticas públicas y distribución del ingreso, psicológicos, entre muchos más. El avance tecnológico siempre ha tenido un componente de innovación disruptiva que nos ha orillado a buscar un enfoque mucho más flexible e integral. Básicamente una noción evolutiva, con un sentido darwiniano de adaptarse o morir.

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