Reducción de jornada laboral no ha generado crisis en otros países

“No tenemos evidencia de que la reducción de jornada laboral haya generado crisis de empleo, en las pymes o en el sector empresarial”, afirma Mario López Roldán, director del Centro de la OCDE en México para América Latina. Por el contrario, las economías que han reducido su tiempo de trabajo se caracterizan por una alta competitividad

En entrevista con El Economista, el representante de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), afirma que la jornada laboral de 40 horas a la que planea transitar el país es una oportunidad para mejorar la productividad, la competitividad y la salud de los trabajadores. “La gran mayoría de los países miembros de la OCDE están por debajo de las 40 horas”.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para el 2005 la mitad de las economías en el mundo ya contaba con una jornada laboral de 40 horas. El organismo internacional comenzó a promover la reducción del tiempo de trabajo a medidos del siglo pasado.

La experiencia en otras economías que han avanzado en la reducción de sus horas de trabajo, expone, han conseguido mejoras en productividad y empresas más competitivas “porque se genera una tendencia a trabajar mejor, y esto incide en la competitividad de las compañías”.

Por supuesto, esto no implica que no se requiera un análisis; de hecho, ha sido el diálogo tripartito y el diseño de reglas adecuadas lo que ha permitido a otros países transitar sin impactos negativos y aprovechando los beneficios de trabajar menos tiempo.

“Es natural que los empresarios estén un tanto preocupados, es necesario proveer apoyos para que tengan instrumentos para enfrentar esta transformación, eso sería bueno y ha sucedido en otros países, pero no tenemos registro que esto haya derivado en una crisis”, afirma Mario López Roldán.

La gradualidad ha sido un común denominador en las reducciones de jornada laboral exitosas, pero también se han caracterizado por “sensibilidad sectorial”, priorizar actividades que demanden mucho esfuerzo físico, apoyos a las mipymes para la implementación tecnológica, y fijar plazos adecuados para cada industria, señala el representante de la OCDE.

Y esa gradualidad, sensibilidad sectorial y plazos, es necesario que estén basados en “un análisis técnico sólido”. Y hay que reconocer que habrá industrias que puedan avanzar más rápido que otras.

“En países como España, la reforma ha incluido también sistemas para seguimiento, un registro digital de horarios que permitan a los inspectores acceder en tiempo real a los horarios de los empleados”.

Si bien, una reforma de esta magnitud requiere de reglas claras, también es importante garantizar su implementación, puntualiza. “No se trata de que el sábado las empresas estén enviando un WhatsApp porque necesitan algo, es importante que se implemente bien”.

Un asunto humano

Pero el plano económico es sólo una cara de la moneda. Para López Roldán, la jornada laboral de 40 horas a la que aspira México tiene un componente en salud y dignificación del trabajo.

“México tiene una gran oportunidad de revalorizar uno de sus principales activos, que son sus trabajadoras y trabajadores. Todos sabemos cómo trabajan los mexicanos, a nuestros compatriotas cuando se les da capacitación, un buen salario, prestaciones, pueden ser de los trabajadores más dinámicos, productivos y solidarios de la OCDE. México debe ver esto como una gran oportunidad de darle un justo valor a su fuerza laboral, uno de sus principales activos”.

La deuda con el bienestar de los trabajadores mexicanos no es un mito. De acuerdo con datos de la OCDE, el 27% de los empleados en México tiene jornadas extensas, es la economía con más proporción de personas con tiempo de trabajo extendido.

Y en línea con eso, la población trabajadora del país es la que reporta el peor balance vida-trabajo, los mexicanos sólo tienen sólo tienen 13.5 horas al día para el ocio y el cuidado personal, incluyendo dormir. El promedio de la OCDE es de 15 horas.

“Hay un gran desequilibrio entre la vida personal y el trabajo, y esto implica que los mexicanos tienen mucho menos tiempo para el descanso, el esparcimiento, la educación, el deporte y la familia”, subraya Mario López Roldán.

Una jornada laboral más corta podría beneficiar en este sentido y generar un círculo virtuoso en los niveles de estrés de la fuerza laboral, y, por tanto, en otros padecimientos y en menores gastos en salud. “Tendremos menos presión y estrés en los trabajadores”.