El modelo eléctrico ID.3 de VW saldrá al mercado a mediados de 2020 y con él quiere emular ‘victorias’ pasadas que han llevado a la cima a la compañía.
En las principales ferias mundiales del automóvil, Volkswagen generalmente se presenta como una familia grande y feliz, donde cada marca recibe el mismo tiempo para presumir sus últimas innovaciones. Pero en septiembre, en el salón del automóvil de Frankfurt, la coreografía fue diferente, pues la compañía dedicó toda la conferencia de prensa previa a un solo y diminuto modelo: un hatchback totalmente eléctrico llamado ID.3.
Mientras los periodistas y los grandes de la industria se reunían en la sala de exposiciones, los videos mostraban exuberantes paisajes de montañas con una banda sonora de pájaros y música New Age. Para enfatizar las ambiciones de Volkswagen con el compacto ID.3, un desfile de prototipos eléctricos de años pasados hizo de preludio. Finalmente, las luces se apagaron, la música aceleró el ritmo y un trío de ID.3 subió al escenario, el único vehículo que la compañía mostró esa noche.
«Este es un automóvil que llevará la movilidad eléctrica del nicho a las masas«, dijo Herbert Diess, CEO de Volkswagen (palabra que en español se traduce como ‘El auto del pueblo’).
Es una osada apuesta para una automotriz que intenta reinventarse cuatro años después de que admitió haber hecho trampa en las pruebas de emisiones contaminantes, un escándalo que le ha costado a VW más de 30 mil millones de dólares.
Esa dolorosa experiencia orilló a la compañía a un reinicio radical y al compromiso de gastar casi 50 mil millones de dólares en vehículos eléctricos, más que cualquier otro fabricante de automóviles. Después de años de planes y promesas, en 2020 VW comenzará a ver si esa inversión masiva valió la pena.
El ID.3, que llegará a las calles a mediados de año, es el primero de al menos 70 autos eléctricos en el laboratorio de VW. Comenzará a salir de las armadoras alemanas en noviembre, y en 2020 dos fábricas chinas iniciarán la producción, permitiendo a VW construir más autos al año de los que Tesla ha vendido en toda su historia. Para 2022, la compañía espera tener ocho plantas alrededor del mundo fabricando vehículos alimentados por baterías, desde el ID.3 hasta camionetas de carga pasando por el Taycan de cuatro puertas de Porsche.
Diess, un profesional de la industria automotriz que hizo carrera en BMW y Robert Bosch, estima que la iniciativa eléctrica puede ayudar a duplicar el valor de mercado de VW a 200 mil millones de euros, según personas familiarizadas con el objetivo.
Sin embargo, ahora que la economía global muestra signos de debilidad, el momento es arriesgado. Las ventas de automóviles en China, el mercado más grande del mundo, disminuyen a un ritmo sin precedentes, y una desaceleración más marcada seguramente reduciría la demanda de vehículos nuevos, eléctricos o no.
Esto sucede en un contexto en el que las automotrices lidian con los estragos de la guerra comercial entre China y Estados Unidos y el Brexit. Mientras tanto, los clientes potenciales siguen preocupados por el rango de autonomía y la infraestructura de carga. «La industria se enfrenta a un doble golpe», menciona Fabian Brandt, socio de la consultora Oliver Wyman. «Están manejando una crisis de debilitamiento de la demanda mientras luchan con un cambio generacional».
El historial de VW con las grandes apuestas, como la iniciativa eléctrica, no es estelar, lastrada por el pecado de contaminar, por una estructura de propiedad que otorga una participación de control a los herederos del creador del Beetle y por estatutos que permiten la injerencia de trabajadores y actores políticos en decisiones clave. Tener constantemente en cuenta los intereses divergentes de la gerencia, los clanes de accionistas, los sindicatos y el estado alemán de Baja Sajonia puede entorpecer la toma de decisiones. Audi se estrelló con su e-Tron, un aspirante a rival del Model X de Tesla, que llegó al mercado en abril, con seis meses de retraso, y poco después fue retirado del mercado por preocupaciones sobre el riesgo de incendio en su batería.
Aun cuando el ID.3, con un precio de alrededor de 30 mil dólares y una autonomía de 322 km o más, fue creado para contrarrestar la amenaza del Model 3 de Tesla, su competencia más dura vendrá de los automóviles que funcionan a gasolina, como el compacto Golf de la propia familia VW. La compañía ha fabricado un Golf eléctrico desde 2012, pero la versión a gasolina domina las ventas. Además, Volkswagen acaba de presentar la última versión del Golf, un vehículo que también ofrece una lección sobre cómo Volkswagen puede cambiar cuando hace las cosas bien.
VW construyó su marca global después de la Segunda Guerra Mundial con el Beetle. Luego, ante la caída de las ventas del icónico ‘vocho’, en 1974 introdujo el Golf, que la catapultó a la cima de la industria europea. De aplicar ese mismo tipo de enfoque a su iniciativa eléctrica, «VW podría terminar como vencedora del desafío del CO2», menciona Tom Narayan, analista de RBC Capital Markets. «El ID.3 es la piedra angular de todo el proyecto».
Fuente: El Financiero