Un reclamo internacional promovido por un despacho jurídico con oficinas en Latinoamérica y Estados Unidos busca que el gobierno chino y la Organización Mundial de la Salud paguen a personas afectadas por la Covid-19.
Con sentimientos encontrados de que quizá busca lucrarse con la muerte de su hija, víctima de Covid-19, Jaime Michaus se sumó a cientos de mexicanos que reclaman a China y la OMS millonarias indemnizaciones por la pandemia.
Este jubilado de 63 años firmó en días pasados un reclamo internacional promovido por un despacho jurídico con oficinas en Latinoamérica y Estados Unidos que busca que el gobierno chino y la Organización Mundial de la Salud (OMS) paguen a personas afectadas por Covid-19.
México ha sido duramente golpeado por el coronavirus, siendo el quinto país en el mundo que más fallecimientos registra en números absolutos con 298,944 hasta el martes.
Para Michaus, firmar no fue fácil.
«Todavía no estoy tan convencido de si hice lo correcto, tengo sentimientos encontrados porque parecería que lucro con la muerte de mi hija», dice a la AFP.
Su hija Noreen murió el 23 de julio pasado tras contraer Covid-19. Tenía 25 años, dejó un bebé de meses. «Ningún dinero me va a devolver a mi hija, pero lo hago por el futuro de mi nieta», justifica.
El costo de la «negligencia»
El despacho Poplavsky International Law Offices, cuya matriz está en Buenos Aires, encabeza este reclamo al que también se han sumado afectados de otros países, sobre todo de Colombia y Argentina.
En redes sociales, convocan a sus potenciales clientes en México con el lema «¿padeciste Covid?, conoce tus derechos».
«Estos reclamos se presentan por la negligencia que hubo tanto de China como de la OMS en el manejo del Covid-19», dice a la AFP la abogada Denisse González, representante en México de Poplavsky.
«Todas las compensaciones son económicas, depende de la situación. Por haber padecido Covid-19, son 200,000 dólares, según las secuelas es un monto mayor, por defunción son hasta 800,000 dólares, la más alta», añade González.
Los reclamos son individuales y se presentan en la sede de la ONU en Ginebra alegando violaciones a la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Una empleada de una gasolinera del norte de México también demandó. «Tengo 35 años, nunca había padecido de la presión y ahora sube y baja, lo que es peligroso. Quedé con un zumbido en un oído, también mi vista se nubló y debo utilizar lentes», relata esta mujer que prefiere omitir su nombre.
El despacho asegura que sus clientes no pagan trámite alguno, que sus honorarios serán cubiertos con un porcentaje de la compensación en caso de ganar.
«Lo que se llevarían me parece justo y hasta poco comparado con lo que piden los despachos», dice Michaus, quien se reserva el porcentaje.
Expectativas
El despacho Poplavsky estima que estos reclamos pueden tomar al menos cinco años en resolverse y reconoce lo arduo del proceso al actuar como particulares, pero confía que en algún momento países como Estados Unidos, Reino Unido o Italia respalden reclamos similares de sus ciudadanos y eso beneficiaría a otros demandantes.
«Estamos hablando de millones de pesos, algo que gente de clase media como nosotros difícilmente puede tener. Bien utilizado, ese dinero servirá para mi nieta y mucho más», comenta Michaus, quien calcula tener «50% de posibilidades» de ganar.
La otra demandante también ve la potencial compensación como una oportunidad para dejar un patrimonio a sus dos hijos adolescentes. «Estoy empezando a construir mi casa», dice animada.
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Sin embargo, Lourdes Marleck Ríos Nava, especialista en derecho internacional público de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México, ve pocas oportunidades a estas acciones porque, subraya, en la ONU se dirimen querellas de Estados, no de particulares.
«Las personas saben que no van a prosperar, pero de repente están metiendo las demandas para ver si alguna tiene éxito. Y si pagan una, pagan todas», subraya.
El abogado Fernando Martínez de Velasco también busca promover ante la justicia mexicana un reclamo colectivo contra China, representada por su embajada. Pero no ha conseguido reunir a los 30 demandantes mínimos que requiere esta acción.
«Pensé que iba a tener cola de gente esperando para demandar, pero extrañamente no fue así. Creo que es un problema de credibilidad, de que eso (ganar) no va a pasar nunca».
Fuente: El Economista