Actualmente las AFORES son insuficientes para el retiro.
En México los primeros sistemas de pensiones se establecieron en 1943, durante la presidencia de Lázaro Cárdenas y al crearse el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esta dependencia se encargaría de administrar el dinero que iba a recibir el trabajador una vez jubilado o en caso de invalidez.
Fue hasta la década de los 90 cuando este sistema tuvo que cambiar debido a que cada vez había más pensionados y menos jóvenes que pudieran sostenerlos, es por ello que en 1997 se crearon las Administradoras de Fondo para el Retiro (AFORES), entidades financieras que se dedican a administrar las cuentas individuales de los trabajadores, sobre todo de millennials y centennials.
Sin embargo, estas aportaciones no siempre son suficientes para que el trabajador cuente con un seguro digno, por eso es importante apostar por planes que aumenten el ingreso para cuando llegue la jubilación.
Existen formas de ahorro voluntario a través de empresas como Skandia México.
Es por que existen opciones como Skandia México, firma experta en inversiones, que entre su cartera tiene productos que buscan un retiro digno. Uno de ellos es la Cuenta Especial para el Ahorro, la cual tiene como objetivo fomentar el ahorro a largo plazo con estrategias de inversión bien diseñadas para aplicar un diferimiento del impuesto sobre la renta, otorgándole la posibilidad de pagar el impuesto correspondiente en el año que el cliente lo decida.
Otro producto enfocado en la jubilación es el Plan Personal de Retiro, cuyo único fin es recibir y administrar aportaciones para ser utilizadas cuando el titular llegue a la etapa de retiro a sus 65 años, en caso de invalidez o incapacidad para realizar un trabajo remunerado.
Del Imperio Romano a la AFORES, así evolucionaron los sistemas de pensiones
En la historia de la humanidad diversos sistemas de recompensa y apoyo han sido implementados para honrar el servicio y cuidar de aquellos que han contribuido a la sociedad de diferentes maneras.
Estas estructuras tienen sus primeros casos en el Imperio Romano, donde los soldados que habían servido durante más de 20 años eran recompensados con una pensión conocida como «peculium castrense».
Dicho beneficio se otorgaba en forma de tierras, dinero o una combinación de ambos; proporcionando seguridad económica a aquellos que habían dedicado sus vidas a la defensa del Imperio. Otra recompensa, si es que no la tenían ya, era obtener la ciudadanía romana.
En la Edad Media las ayudas religiosas se convirtieron en un importante sistema de apoyo para los ancianos y necesitados. Los monasterios y conventos desempeñaron un papel fundamental en la provisión de comida, refugio y atención médica a aquellos que no tenían familiares que pudieran cuidarlos.
Durante esa época, en la que el sistema feudal reinaba, la atención médica y el bienestar social no estaban garantizados por el estado, por lo que la caridad religiosa era esencial.
A la mitad del siglo XVII surgió en Nápoles un sistema conocido como la tontina, llamado así por su creador, el banquero Lorenzo di Tonti. Esta fue una forma temprana de seguro de vida colectivo en la que un grupo de personas contribuía con dinero a un fondo común y a medida que los integrantes iban muriendo su parte se distribuía a los otros miembros.
La tontina proporcionaba una seguridad financiera adicional a los individuos y sus familias en caso de fallecimiento, aunque su lado negativo fue que en algunos casos se mandaba a asesinar a los miembros del contrato para poder cobrar el dinero.
A lo largo de la historia se han desarrollado diversos sistemas de recompensa y apoyo para soldados, trabajadores, ancianos y necesitados; cada uno adaptado a las necesidades y circunstancias de su tiempo. Y tú, ¿hubieras preferido esperar por la asistencia de la iglesia a tener que aportar más a tu AFORE para tener un retiro digno?