Ernesto Zedillo, la ficha negra del PRI reaparece: El último recurso de la oposición

Ana Lozano hace una severa crítica a Ernesto Zedillo y los desatinos durante su gobierno, tras la reaparición del expresidente para hablar de la reforma judicial.

El expresidente de México Ernesto Zedillo Ponce de León reapareció… ¿Quién le habrá llamado? Sea quien fuere él vino raudo a expresar su inconformidad y preocupación por México.

“Es que se han sentado bases para que México se convierta en tiranía”, aseveró Zedillo con profunda convicción; los surcos de su rostro se hicieron más profundos, los de su frente y entrecejo delataban su indignación; sobre sus ojos negros pendían flácidos los párpados; pero con la mirada penetrante llena de desaprobación y repudio, mismo traspasaba los finos cristales de sus lentes cuadrados.

“Al Poder Judicial no se le intimida, no se le insulta, no se le amenaza”, dijo el expresidente que ha vivido refugiado en Estados Unidos. ¿Ya olvidó cuando él en su sexenio llevó a cabo la reforma al Poder Judicial?

Ernesto Zedillo decidió modificar al Poder Judicial a su antojo. De 26 ministros los redujo a 11; eso sí, fue muy bondadoso con ellos porque les dio millonaria pensión vitalicia. Llevó a cabo la reforma al Poder Judicial de la Federación, que creó al Consejo de la Judicatura Federal y consolidó el papel de la Suprema Corte de Justicia de la Nación como Tribunal Constitucional.

“Con la reforma judicial se enterrará la democracia”, afirmó el expresidente y sostuvo que con estos hechos no se puede quedar callado a pesar de que cuando dejó la presidencia de la República había decidido no intervenir en los asuntos del país. Eso sí, estuvo muy tranquilo viviendo en el extranjero mientras el país era gobernado bajo los preceptos priistas o panistas. Le enfurece ver que todo lo añejo y sostenido por el PRI y el PAN sexenio tras sexenio ha sido modificado. ¿Qué peligro real y oculto ve Zedillo que se manifiesta tan colérico?

Se dice que Zedillo es el “padre del Fobaproa”, un plan diseñado por él y por Miguel Ángel Gurría, conocido bajo el elegante mote de el “ángel de la dependencia”. Salvaron a banqueros millonarios y jodieron al pueblo de México.

“No traigo cash”, le dijo el indolente Zedillo a una indígena que se le acercó para venderle sus artesanías; ciego, insensible, indolente siguió caminando y la dejó ahí, sin comprarle nada.

“El poder judicial ha actuado en algunos casos importantes con independencia, ahora se trata no solamente de hacer una venganza que es realmente terrible, es atroz, sino además decir, que de ahora en adelante, con una fachada de democracia, el Ejecutivo y el Legislativo van a controlar a quienes aplican la justicia en nuestro país”…

Terrible y atroz la masacre de Aguas Blancas; atroz y terrible la masacre de Acteal.

Esas muertes, que aún duelen a los descendientes quedaron en el olvido, se las devoró la injusticia que él, Ernesto Zedillo Ponce de León, dispuso, porque nada se hizo y él quedó impune.

El 22 de diciembre de 1997 un grupo de paramilitares dispararon contra indígenas tzotziles mientras se encontraban orando dentro de una ermita. La masacre comenzó a las 11 de la mañana y se sostuvo hasta las 7 de la noche. Murieron 18 mujeres -cuatro de ellas embarazadas-, 16 niñas, y 4 niños y 17 hombres, quedando 26 lesionados graves. ¿Eso no es atroz?

La masacre de Aguas Blancas fue un crimen de Estado ocurrido en junio de 1995, cometido en Guerrero en el vado de Aguas Blancas. Campesinos de la “Organización Campesina de la Sierra del Sur” se dirigían a Atoyac de Álvarez cuando fueron detenidos por un retén de la policía judicial de Guerrero. Les pidieron que se bajaran y mientras lo hacían comenzaron los policías a dispararles. Murieron 17 personas y 23 quedaron en estado grave. Ninguno de los campesinos iba armado. Fueron ultimados para evitar que asistieran a un mitin.

Ernesto Zedillo Ponce de León fue acusado de crímenes de lesa humanidad

“Me convertí en un estudioso y opino de la economía internacional, pero cuando veo que México está en riesgo no puedo quedarme callado, no puedo ser un cobarde…”

¿No se quedó callado ante las masacres? ¿No ocultaron la verdad y culparon a las víctimas?

El 1 diciembre de 1994 Zedillo asumió la presidencia, rindiendo protesta ante el Congreso de la Unión. El mandato de Zedillo estuvo marcado por una de las crisis financieras del siglo con repercusiones internacionales llamada “Efecto Tequila”.

Zedillo y Salinas se culparon mutuamente. Salinas responsabilizó al llamado error de diciembre, en 1994, que fue la táctica de libre flotación de la paridad del dólar, la cual había estado controlada según Salinas en su sexenio. La libre flotación causó una fuga masiva de divisas ente la situación política del país.

El dólar incrementó cerca del 114 por ciento, lo que causó de forma inmediata quiebras de miles de compañías, desempleo y que muchos deudores se vieran impedidos a pagar sus deudas. Miles de mexicanos perdieron sus casas, ahorros, autos, ¡todo! Pero los banqueros quedaron a salvo. Zedillo quiso resolver el problema por medio de dos préstamos hechos por Estados Unidos por un total de 20 mil millones de dólares.

Enfrentó durante su presidencia las peores crisis económicas de la historia de México, crisis para el pueblo, eso sí, porque para ellos los funcionarios todo siguió fluyendo sin problema alguno.

¿Le falla la memoria a Zedillo o es selectivo? Con el rostro desencajado y hasta con tintes rojizos por la frustración, dijo de manera contundente que “con la reforma judicial se enterrará la democracia”. Y ¿cuándo él la cambió? No había democracia, por eso nadie dijo nada.

Ernesto Zedillo es otro expresidente que vive en el extranjero. Al parecer los expresidentes usan la misma fórmula, exprimen a su país y se van con millones de dólares. El caso es que Zedillo vive en Estados Unidos, Carlos Salinas se fue varios años a Irlanda, ahora al parecer reside en España con sus compatriotas Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Todos en el extranjero y cada uno de ellos con muertes de mexicanos a sus espaldas, todas impunes.

Carlos Salinas de Gortari terminó su sexenio con el asesinato de Luis Donaldo Colosio y el de José Francisco Ruiz Massieu; los poderosos del gobierno de entonces orquestaron todo un espectáculo fúnebre y triste. Al candidato lo mató un asesino solitario. Sherlock Holmes, se quedó corto junto a Diego Valadés quien unas cuantas horas después de la muerte de Colosio, cuando el excandidato aún estaba en el hospital, Valadés el procurador, declaró Colosio había muerto que había sido obra de un solo hombre.

Felipe Calderón Hinojosa se fue a España, muy contento porque le ofrecieron un trabajo allá, casualmente cuando su nombre fue pronunciado en varias ocasiones durante el juicio de su mano derecha Genaro García Luna. Felipe aprovechó la gran oportunidad temeroso de convertirse en “daño colateral” y “haiga sido como haiga sido”, se lanzó al viejo continente. Calderón se fue tatuado con el nombre de cientos de miles de muertos y desaparecidos; se fue marcado con las primeras letras del abecedario ABC en la frente.

Enrique Peña Nieto se llevó también millones de dólares y vive como rey en España. Tiene la Visa Dorada por haber adquirido una propiedad de lujo. Su sexenio quedó marcado por la corrupción desmedida y por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Hizo Peña junto con su gabinete, gobernadores y demás gente poderosa un guión: “La verdad histórica”, el que se aventó el monólogo fue el ahora preso en su domicilio de lujo, el exprocurador José Murillo Karam. Querían todos sacudirse el asunto así nomás con mentiras y complicidades, fueron indolentes y carentes de empatía y con un despreciable “¡ya supérenlo!”.

En fin, todos se fueron del país, el que se quedó fue Vicente Fox Quesada, forrado de billetes, ahí en su mundo, que es su rancho… lamentándose porque el dictador López le quitó su pensión. Marthita lo ha de tranquilizar dando largos paseos con él por el majestuoso rancho, entre los animales exóticos que poseen, secándose el sudor de tan larga caminata con las toallas que se llevaron de Los Pinos; disfrutan ambos de los negocios del cannabis y probablemente de los grandes negocios ilegales que hicieron los hijos de Martha Sahagún.

Y el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, el de apellido rimbombante vino a México a dar una cátedra. Con la cara descompuesta e indignado porque “la reforma judicial es una felonía histórica” y llamó a los promotores de la 4T “antipatrias”.

¿Los promotores de la Cuarta Transformación “antipatrias”? El estudioso Zedillo debería repasar todo lo que hizo y sucedió en su sexenio. ¿Quién fue el antipatria? Nosotros los mexicanos sabemos la respuesta, por eso la voz de Zedillo y la de quienes estén detrás de él carecen de sentido.

Fuente: SDP Noticias

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