En opinión de Ana Lozano, difícil misión tiene Jorge Romero en el PAN, que lo ha perdido casi todo: credibilidad y fuerza, tanta que ni aliados con otros partidos pudieron ni podrán.
Jorge Romero Herrera es el nuevo líder de lo que queda del Partido Acción Nacional.
Romero fue jefe delegacional de la Benito Juárez en la Ciudad de México; demarcación en la que se han construido numerosos edificios que no cumplen con todas las normas.
Se erigieron torres de hasta 30 pisos con sus respectivos niveles subterráneos de estacionamiento; edificios construidos en un boquete de tierra blanda, por la que corre mucha agua. Muchos están en el epicentro de los fuertes microsismos que han sido rápidos, violentos y trepidatorios. ¿Casualidad? Y siguen construyendo, la impunidad los ampara.
Se presume que estos funcionarios de todos los niveles y sectores están coludidos con grandes constructoras. Primero han hacerse de terrenos para construir a como dé lugar una torre, no importa de qué tamaño, eso sí, que esté bien ubicado y en una zona con plusvalía. Y a construir, si la alcaldía “clausura”, se sigue trabajando de noche. Edificios de todos los tamaños sin supervisión. Departamentos minúsculos de 30 metros cuadrados a los que les dan el elegante mote de “loft”. Estas sociedades compran hasta cuadras enteras con insistencia y disimulada presión; así como cuando despojan a la gente de sus tierras para extraer petróleo o por la sospecha de la existencia de una mina.
Modificaron mediante “moche” el de uso de suelo. Construyeron los niveles que se le dio la gana. En algunas escrituras hay pisos que no existen, entonces los propietarios son dueños de aire. Tratos para obtener permisos “imposibles” a cambio de un buen departamento.
Algunos funcionarios y familiares del denominado cártel están presos. El cabecilla es destituido ya sea por captura, fuga o muerte y ahí está listo el que lo suplantará; se especula que ahora el jefe del cártel inmobiliario es el mismísimo Jorge Romero y como segundo está el que quiso ser jefe de gobierno de la Ciudad de México, Santiago Taboada. Después de la derrota salió con sus maletas y ahora que su colega es el presidente del partido al que pertenece ha vuelto a ver qué le toca.
Muchos de los integrantes son jóvenes, con el cabello relamido y cortes juveniles, así igualitos (solo que no trajeados), como los que presumía Peña Nieto de su nuevo PRI. Muchos de los que posaron en esa inolvidable foto cambiaron su elegante vestimenta por trajes a rayas y chanclas carcelarias. El organigrama del cártel inmobiliario lo encabeza Romero, seguido de Santiago Taboada, Mauricio Tabe, y Andrés Atayde.
Romero y Taboada afirman cínicos que “nunca les han podido probar nada”. El nuevo líder del PAN afirmó que tras dos años de denuncias no ha tenido ninguna imputación en su contra.
Seguirán las investigaciones. Los jueces que otorgaban amparos a diestra y siniestra ya no estarán…
Afirma Romero, el suplente de Marko Cortés –el que hizo más grande la fosa del partido–, que el PAN “seguirá dando de qué hablar”. En eso nadie podrá contradecirlo. La mayoría de sus integrantes tienen gran cola que les pisen. Para mencionarlos a todos y con escueta descripción de lo que se les imputa, sería como escribir la “Sección Azul” tan gruesa o más aún como la que conocimos como la “Sección Amarilla”; Santiago Creel, Vicente Fox, Felipe Calderón, Margarita Zavala, Diego Fernández de Cevallos, Xóchitl Gálvez, los Yunes…
Antes del inicio de la descomposición de este partido figuró en 1988 como candidato presidencial Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, conocido como Maquío quien le imprimió a su campaña presidencial una nueva dinámica. Clouthier decía que buscaba “hacerle un boquete al sistema” por el cual pasara la democracia. Quería desmitificar la figura presidencial y también crear un sistema político basado en la idea de “tanta sociedad como sea posible y tanto gobierno como sea necesario”. Maquío no tuvo tiempo…
¿En qué periodo comenzó la descomposición del PAN? ¿Con Calderón? ¿Fox?
El PAN está enmohecido. El azul de antaño es ahora verdoso. Siguen por ahí los viejos integrantes beneficiándose de lo que les da el partido. Quieren recuperar lo perdido con frases añejas que la mayoría de los mexicanos conocemos y de inmediato desechamos. “Mala, mala hierba” nunca muere. Sigue, crece, se esparce… esa hierba ahora recubre todo el recinto del PAN y a sus integrantes que no pueden despojarse de ella, están enredados, atrapados todos.
Jorge Romero Herrera también, y a aun así cree que cambiará al partido…
Romero sustituye al no muy avispado líder Marko Cortés, a quien la ambición cegó. A pesar de su peculiar fisonomía no escuchó consejos o sus trompas de Eustaquio estaban obstruidas. ¡Cómo olvidar cuando indignado mostró que el gobernador de Coahuila no haría la repartición que habían acordado! “¡Si aquí está escrito!”, dijo furioso e indignado.
De todo se valió Marko para tratar de desprestigiar al gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador y ahora al de la presidenta Claudia Sheinbaum. Cortés solo hizo el ridículo. En su desquicio pidió que se tipificara como terroristas a narcotraficantes, lo que representa abrirle paso a intervención extranjera.
Romero en su discurso frente a militantes que “atiborraron” el magno auditorio Manuel Morín, ofreció disculpas por los errores cometidos por su partido y prometió reconstruirlo para que se pueda volver a creer en este instituto político.
Comentó que la presidenta Claudia Sheinbaum lo había mencionado en su conferencia matutina con señalamientos que “no me van a poder probar jamás”, esto en referencia a las acusaciones que ha hecho la fiscalía sobre sus vínculos con el llamado cártel inmobiliario.
“No me habrá de intimidar, porque no tiene idea de quién soy yo, pero ni la más mínima idea”, sentenció.
Difícil misión tiene Romero. El PAN lo ha perdido casi todo: credibilidad y fuerza, tanta que ni aliados con otros partidos pudieron ni podrán. El PAN y el PRI están por desaparecer…
Al el elegir a Jorge Romero la PANdilla dispuso su propia lápida, que pronto será cubierta por esa mala hierba…