Nvidia acelera, Wall Street frena

Nvidia ha sacado nuevamente su bola de cristal y revelado su hoja de ruta para los próximos años. En su conferencia anual de desarrolladores, GTC 2025, su CEO, el rockerísimo Jensen Huang, intentó deslumbrar a los inversores con la promesa de hardware cada vez más potente. Sin embargo, Wall Street no quedó tan impresionado y el precio de la acción cayó 3.43% por la guerra arancelaria de Donald Trump.

Nvidia acelera, Wall Street frena

El plato fuerte de la conferencia fue la nueva GPU Blackwell Ultra GB300, que estará disponible en la segunda mitad del año. La tarjeta gráfica llega con más memoria para soportar modelos de IA de mayor tamaño. Con 20 petaflops de rendimiento y un salto en capacidad de memoria de alto rendimiento de 192 a 288 GB, la empresa promete un avance significativo en el procesamiento de modelos de IA.

Pero Nvidia no se quedó ahí pues también anunció su próxima familia de chips Rubin, que llegará en 2026 y promete superar la arquitectura Blackwell. El procesador Vera Rubin, diseñado a medida, será la estrella de esta plataforma, y en 2027 saldrá a la venta su versión mejorada, Vera Rubin Ultra. No obstante, ya tienen planeado el salto a la arquitectura Feynman en 2028.

Más allá de las fechas de lanzamiento, la compañía hizo énfasis en que la nueva plataforma Blackwell Ultra es ideal para agentes de IA con razonamiento avanzado y generación de contenido sintético en tiempo real. El objetivo es hacer posible el entrenamiento de robots y vehículos autónomos con simulaciones hiperrealistas. Es darle a la IA más poder para pensar y decidir, aunque, por ahora… sin libre albedrío.

La otra gran apuesta de la firma fue el anuncio de sus nuevos ordenadores de IA DGX, diseñados para que los desarrolladores puedan producir grandes modelos en dispositivos de escritorio. Con chips Blackwell Ultra en sus entrañas, estas máquinas serán fabricadas por Dell, Lenovo y HP, y, según Nvidia, llegan para desafiar a los Mac de gama alta de Apple.

Jensen Huang fue enfático al decir que “el mundo necesitará 100 veces más potencia” de lo que se creía el año pasado para soportar el crecimiento de la IA. Parece una exageración, pero si la tendencia sigue como hasta ahora, no sería raro que en unos años necesitemos minirreactores nucleares para alimentar tanto procesamiento.

A pesar de todos los anuncios y la grandilocuencia de mi tío Huang, los mercados no se dejaron impresionar. La acción de Nvidia cerró con una caída de 3.43%, lo que muestra que los inversionistas están más preocupados por la economía global y la guerra arancelaria de Trump que por las promesas de chips más rápidos. Parece que, por ahora, ni el hardware más avanzado puede contrarrestar la incertidumbre del mercado.

Por ahora, la apuesta de Huang sigue firme, aunque Wall Street haya respondido encogiendo los hombros y diciendo: “meh”.

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