Las marcas de tequila mexicanas están sacando el nombre de México en alto, como lo fue la poderosa colocación accionaria de la empresa mexicana José Cuervo que arrojó sus primeros resultados a media tarde, cuando Reuters reportó que la oferta estuvo alrededor de cuatro veces sobresuscrita, lo que implica que el apetito por sus títulos fue muy amplio, y que la sed de tequila en el mundo es incontenible.
Pero más allá del proceso de colocación, que abre para 2017 la posibilidad de que otras empresas familiares se vean en el mismo espejo, la salida a bolsa de Cuervo es la oportunidad definitiva para Juan Domingo Beckmann de constituirse en cabeza de sector, con amplia visibilidad nacional y global, algo que ha preferido reservar, a pesar de que su empresa forjó cualidades robustas.
Y se aproxima la prueba de fuego para Beckmann, que es hacer una empresa icónica mundial con base en México. Algo potencialmente más valioso para nuestro futuro como país que las marchas contra Donald Trump. Y es que si Beckman efectivamente logra “mantener e incrementar sus esfuerzos en la innovación de productos para expandir su oferta a segmentos de precio superpremium, ultrapremium y prestige”, pondrá en boca de millones de mexicanos palabras vinculadas a acciones de creación de riqueza específica.
Cabe señalar que Juan Domingo tiene una posición envidiable para muchos otros empresarios mexicanos. Esperemos que con la oferta pública se sacuda lo que le estorba y escriba con su empresa la historia del siglo XXI de México.