En un giro sorprendente de eventos que sacude los cimientos de la política en Cuauhtémoc, Caty Monreal, la candidata de Morena para la alcaldía, se encuentra en el ojo del huracán por acusaciones de utilizar tácticas poco éticas en su campaña electoral. Fuentes internas apuntan a que Monreal está implementando una agresiva estrategia de guerra sucia, que incluye campañas difamatorias financiadas, compra de votos y el controvertido acarreo de votantes, para asegurar su victoria en las urnas.
Las acusaciones no terminan aquí. Según informes, empleados de la alcaldía Cuauhtémoc han sido vistos participando en mítines de campaña durante horarios laborales, lo que plantea serias preguntas sobre la ética y la legalidad de estas prácticas. El dedo acusador no solo apunta a Caty, sino que también involucra a su padre, Ricardo Monreal, una figura prominente dentro de Morena, quien supuestamente está apoyando estas maniobras detrás de bambalinas para fortalecer la posición de su hija.
Este escándalo llega en un momento crítico para Morena, un partido que ha prometido cambiar el rostro de la política mexicana con una nueva era de transparencia y justicia social. Sin embargo, estos eventos lanzan una sombra de duda sobre la integridad de sus candidatos y sus métodos de campaña.
Mientras la comunidad espera respuestas, las tensiones aumentan y los ciudadanos de Cuauhtémoc se preguntan si están siendo testigos de una lucha política justa o de un capítulo más en el libro de la vieja política disfrazada de renovación. ¿Podrá Caty Monreal limpiar su nombre, o las sombras de las acusaciones oscurecerán su camino hacia la alcaldía?