Entre 4,000 y 6,000 empresas de las 12,000 afiliadas a la Cámara reiniciaron sus obras.
El presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Eduardo Ramírez, estimó que reanudaron actividades entre 4,000 y 6,000 empresas, de las 12,000 afiliadas, y el resto lo hará en los siguientes días, aunque la complicada situación económica obligará a detener proyectos en el corto plazo y el mal momento que vive el sector se ampliará.
“Tenemos el compromiso, como gremio, de cumplir con los protocolos sanitarios para preservar la salud de todos los colaboradores y así iniciamos, a pesar de que los contagios del coronavirus siguen. Es alentador que estemos de nuevo en las obras, en principio con menos personal, porque hay un compromiso ante las autoridades y la sana distancia. No queremos ser focos de contagio”, comentó.
Por motivo de la pandemia del Covid-19, del 31 de marzo al 30 de mayo se suspendió la construcción en México, salvo los proyectos prioritarios para el gobierno federal. A pesar de que a nivel federal ya se reanudó, cuatro entidades decidieron postergar su inicio un par de semanas más: Morelos, Puebla, Quintana Roo y Baja California.
En entrevista, el presidente de la CMIC dijo que las obras que mayormente reanudaron labores son pequeñas, que representan la mayor parte de afiliados, sobre todo de tareas de mantenimiento con unos 15 o 20 trabajadores y las de mayor tamaño están en proceso, porque no es sencillo instrumentar las acciones a seguir (revisión de temperatura, proceso de limpieza de equipos y herramienta, entre otros).
En las últimas dos semanas comenzaron a ofrecer cursos de capacitación a los dueños de las empresas de las 44 delegaciones que tienen en el país y ahora están en proceso de implementar la nueva cultura laboral, en la que todos son corresponsables.
“La industria de la construcción no había parado antes a estos niveles y el regreso debe ser paulatino luego de varias semanas sin actividad. Lo más complicado que vemos es la incertidumbre económica que está generando la pandemia y tendrá efectos, sobre todo, en el sector privado. Es un hecho que algunos proyectos (desarrollos industriales, hoteles, centros comerciales) no se van a reanudar este año como medida preventiva ante la crisis que es pronostica”, agregó Ramírez.
El impulso de la obra pública
Para acelerar la actividad constructiva, el empresario insistió en la necesidad de que el gobierno federal permita fluir la inversión pública y los calendarios presupuestales se cumplan, de la misma manera que lo está haciendo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), que ya ha comprometido más del 70% de sus recursos para este año.
“Hoy se dice mucho la palaba dispersión y nosotros pedimos que el gobierno disperse más dinero en obra pública, pero no solamente para el sur, que sí, lo necesita, pero también el reto del país. La construcción es un motor para la reactivación económica y queremos se aliados para salir del mal momento actual”, refirió el líder del gremio constructor.
Fuente: El Economista