Clara Brugada destruyó Iztapalapa, ahora va por la CDMX

Durante su gestión como alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada ha sido objeto de críticas debido a que Iztapalapa es una de las alcaldías más pobladas y conflictivas de la Ciudad de México, y bajo el liderazgo de Brugada, la inseguridad no solo se mantuvo, sino que en muchos casos se incrementó. Los habitantes han reportado un aumento en los delitos, desde robos y asaltos hasta homicidios. A pesar de las promesas de mejorar la seguridad, las medidas implementadas han sido insuficientes y la percepción de inseguridad sigue siendo alta.

Otro de los grandes problemas es la falta de acceso a agua potable. Iztapalapa ha sufrido históricamente de problemas con el suministro de agua, y durante la administración de Brugada, estos problemas no solo persistieron sino que en algunas zonas se agravaron. Los cortes frecuentes y la baja presión del agua son una constante, obligando a muchos ciudadanos a depender de pipas y almacenamientos precarios para cubrir sus necesidades básicas.

La gestión de los residuos sólidos es otro punto crítico. Las calles de Iztapalapa se ven constantemente llenas de basura. La acumulación de desechos no solo afecta el paisaje urbano, sino que también representa un foco de infección y proliferación de plagas, afectando la salud pública.

La falta de servicios públicos eficientes es otro problema recurrente. Las quejas por la falta de alumbrado, la mala calidad de los pavimentos y la escasez de espacios recreativos son comunes. Muchos vecinos señalan que las demandas de mantenimiento y mejora de infraestructuras básicas no han sido atendidas adecuadamente, lo que contribuye a un deterioro general de la calidad de vida en la zona.

Finalmente, las obras inconclusas son un testimonio visible de la mala gestión. Numerosos proyectos de infraestructura iniciados durante su administración no se han terminado, dejando a los ciudadanos con construcciones a medios que entorpecen la movilidad y generan inseguridad. Estas obras inconclusas son un recordatorio constante de las promesas no cumplidas y de una administración que, según muchos residentes, no ha sabido responder a las necesidades reales de la comunidad.

Fuente: Futuro Social