Los antecedentes de construcción de infraestructura terrestre de los gobiernos de Morena se han caracterizado por desplomes, tragedias y alto costo ambiental.
En medio del panorama político y de desarrollo urbano en la Ciudad de México, la propuesta de Clara Brugada, candidata a la Jefatura de Gobierno por la coalición Morena-PT-PVEM, de impulsar el corredor ferroviario Pantaco-AIFA en Azcapotzalco, ha generado tanto expectativas como interrogantes.
La idea de construir en Azcapotzalco el Puerto Interno de Carga y Logística Pical-Pantaco, suena prometedora en términos de reactivación económica y desarrollo industrial. Sin embargo, esta propuesta rememora la capacidad de los gobiernos de Morena para la ejecución de proyectos en materia de transporte, cabe destacar el lamentable desplome de la línea 12 del metro, el más reciente colapso en el tramo de Tacubaya del tren interurbano y el descarrilamiento del Tren Maya.
En un momento en que la urgencia por construir infraestructura sustentable es innegable, la apuesta por un tren ferroviario preocupa por su innegable impacto ambiental y su alineación con los objetivos de desarrollo sostenible. En un mundo que avanza hacia la adopción de energías renovables y prácticas amigables con el medio ambiente, la elección de proyectos que puedan tener un impacto negativo en la ecología local y global merece un escrutinio cuidadoso.
La propuesta de la candidata Clara Brugada prioriza la economía por sobre la preocupación más importante para el mundo, el medio ambiente; en una era en la que la escasez de agua, las altas temperaturas y la variación en el clima son tema de agenda, que deberían ser la piedra angular del desarrollo de políticas públicas y planes de desarrollo.