Ciudad de México. El nuevo etiquetado frontal para alimentos y bebidas no alcohólicas provocará caída en las ventas de 140 empresas mayoristas y 630 mil tienditas de abarrotes o misceláneas que existen en el país, además de las empresas de alimentos procesados o industrializados, advirtió Iñaki Landáburu Llaguno, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Abarroteros Mayoristas (ANAM).
Muchísimos productos como dulces, golosinas, pan, leches, lácteos, yogurt, quesos, paletas, entre otros, dijo, deberán cumplir con los cambios aprobados a la norma oficial mexicana 051 (NOM0 051), cuya entrada en vigor aún no ha sido definida por el gobierno federal.
Si bien el dirigente empresarial aclaró que el nuevo etiquetado no afectará “al grado de que se cierren tiendas”, previó que surgirá o se fortalecerá “un mercado ilegal o negro de alimentos”, como sucede con los cigarros y bebidas alcohólicas adulteradas, que dañarán las ventas de los negocios establecidos.
“Lamentablemente ahora vamos a tener chocolates hechos en Taiwán o en Guatemala que no cumplen con las normas, ni con el contenido y mucho menos con el nuevo etiquetado”, alertó.
Además, se generará una competencia desleal porque alimentos que se venden sin etiquetas o en la calle, como el pan tradicional o los antojitos, se verán favorecidos pese a su alto contenido calórico, porque, ejemplificó, mientras el pan embolsado (Bimbo o Marinela) tendrá “etiquetado negro”, el de una panificadora se comercializará sin ese requisito.
“En concreto, el nuevo etiquetado no va a servir para reducir la obesidad porque la gente va a seguir comiendo el pan, la torta o la quesadilla en un aceite reciclado por más de una semana que contiene todas las grasas y todos los azúcares posibles”, enfatizó el directivo de la ANAM y recordó que la obesidad y sobrepeso son resultado del desequilibrio entre las calorías que se consumen y las que el cuerpo gasta por lo que se requiere una solución integral.
Iñaki Landáburu aseguró que en Chile, cuyo etiquetado se tomó como modelo para que el que se impondrá en México, el comercio tuvo un desplome de 25 por ciento en sus ventas y lleva cuatro años sin recuperar el nivel de ventas que tenía antes de la medida. La industria chilena, refirió, reformuló muchos de sus productos para reducir el número de octágonos negros que se ponen en los paquetes para advertir sobre los altos contenidos de azúcar, sodio, grasas y calorías, pero como cambiaba el sabor la gente dejaba de comprarlos y entonces los fabricantes volvían a la fórmula original aunque tuvieran que ponerles todos los sellos.
¿Qué va a pasar con los inventarios? Los fabricantes no van a aceptar una devolución masiva
Hasta ahora el comercio ha seguido creciendo, contrario a lo que sucede con otros sectores económicos del país, pero si las ventas caen con el nuevo etiquetado, sería poco probable que se recupere, alertó el dirigente de la ANAM e hizo un llamado al gobierno federal para que escuche tanto a comerciantes como industriales de alimentos y bebidas procesados.
Para los comerciantes mayoristas del país es particularmente preocupante que se pretenda implementar un nuevo etiquetado sin considerar los inventarios existentes y las dificultades logísticas que implica asegurar el abasto constante de alimentos y bebidas a lo largo del territorio nacional, dijo. Es a través de los mayoristas que pequeños y medianos productores distribuyen sus alimentos y bebidas, empezando por las localidades de más difícil acceso del país.
“Nosotros como comerciantes tenemos más preocupaciones sobre qué va a pasar con los inventarios que tienen los fabricantes, nosotros como comerciantes mayoristas y también las tiendas al menudeo. ¿Cómo los vamos a desplazar? Estamos seguros que los fabricantes no van a aceptar una devolución masiva”, subrayó.
La ANAM se sumó a la demanda que dirigentes de cámaras y organismos empresariales de la industria alimentaria hicieron este martes a las autoridades de que en lugar de seis meses se amplíe a dos años el plazo para imponer el nuevo etiquetado a fin de que los comerciantes vendan todo su inventario y los industriales cambien las etiquetas de sus productos acorde a la nueva norma.
Retroceso con el tapizado de sellos negros
El dirigente de la ANAM también afirmó que el etiquetado aprobado es un retroceso porque se limita a “tapizar con sellos negros” los productos con alto contenido de calorías, grasas, azúcares y sodio, pero elimina información para los consumidores sobre el contenido de los nutrimentos de cada producto, lo que impedirá que puedan comparar entre alimentos o bebidas similares para elegir su compra.
La nueva norma tampoco incentiva la reducción de porciones ni promueve la reformulación de productos e incluso aquellos que han sido cambiados también contarán con sellos negros lo que anula el incentivo a la innovación, fustigó.
Fuente: La Jornada