“El objetivo de la #CanastaBásica es garantizar la seguridad alimentaria de la población más vulnerable del país, facilitando el acceso a víveres variados y suficientes, que cubran las necesidades nutricionales básicas”, informó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Ciudad de México, 29 de enero (SinEmbargo).– El Gobierno de México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, presentó la nueva canasta básica con la que se apoyará a comunidades marginadas.
“El objetivo de la #CanastaBásica es garantizar la seguridad alimentaria de la población más vulnerable del país, facilitando el acceso a víveres variados y suficientes, que cubran las necesidades nutricionales básicas”, señaló la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
“Pasamos de 23 a 40 nuevos productos a precios bajos”, indicó.
Hasta 2018, la canasta básica en comunidades rurales se formaba de 23 productos: chiles jalapeños, chipotle, rajas, leche en polvo, atún, sardina, aceite vegetal, maíz, arroz, frijol, azúcar, harina de maíz, sal de mesa, avena, café soluble, harina de trigo, chocolate en polvo, galletas marías, café soluble, pasta, lentejas, jabón, papel higiénico, pasta de dientes.
Ahora se incluye la gelatina, las frutas deshidratadas, carnes [de res, puerco, pollo], tostadas, pan de caja y dulce, huevo fresco, pescado seco.
También están incluidas las golosinas de amaranto y cacahuate, el puré de tomate, agua purificada, garbanzos, soya, chícharos, pilas, cuadros básicos de frutas y verduras.
El salario mínimo en México es tan bajo, que aún y con el aumento (a 102.68 pesos diarios) anunciado para 2019 seguirá siendo uno de los más precarios de América Latina. Inclusive, la meta prevista para 2024 (176 pesos diarios) será insuficiente para colocar a México a la par que países como Argentina, Chile o Guatemala.
En el último sexenio, el salario mínimo mexicano aumentó en casi 42 por ciento (pasó de 62.33 a 88.36 pesos diarios).
Aunque fue mayor a la inflación promedio (3.98 por ciento) de los últimos seis años, el incremento salarial equivalió a 4.34 pesos más, cada año, según los datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Dicha cantidad no es suficiente, por ejemplo, para comprar un boleto de metro (cinco pesos).
En el resto de los (19) países de Latinoamérica, la variación promedio del salario mínimo fue de 34 por ciento, entre 2012 y 2018.