Las navieras desempeñan un papel fundamental en los procesos de comercio exterior en México, ya que son responsables de transportar la gran mayoría de las mercancías que ingresan al territorio nacional por vía marítima, y conectan al país con el resto del mundo. No obstante, en México, la industria marítima ha estado históricamente dominada por un oligopolio de navieras. Aunque los procesos de comercio exterior están regulados por la Secretaría de Economía (SE) que, a través de la Dirección General de Comercio Exterior (DGCE), emite las normativas y los reglamentos relacionados con la importación, las licencias y los permisos necesarios para ciertos productos; y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), que funge como responsable de la administración y recaudación de los impuestos y aranceles en México; y que intervienen varios agentes de carga, transportistas terrestres, agentes aduanales y asesores especializados, que intervienen para facilitar y agilizar los trámites aduaneros en representación de los importadores; estas empresas controlan la mayor parte del transporte de carga y pasajeros a través de puertos nacionales, ejerciendo un poder significativo sobre la economía y el comercio del país.
El oligopolio nacional no es de extrañar al ver la situación internacional; siete navieras son las más importantes del mundo: Maersk de bandera danesa, con cerca de 600 buques; Mediterranean Shipping Company (MSC) de origen suizo que tiene más de 450 buques; China Ocean Shipping Company (COSCO) con alrededor de 1413 buques y que opera en más de cien puertos del mundo; CMA CGM S.A. es una empresa de origen francés que tiene presencia en más de 150 países; Hapag-Lloyd de origen alemán que tiene más de 241 buques y presencia en 131 países; Ocean Network Express Holdings, Ltd. (ONE) de origen japonés con más de 240 buques; y Evergreen Marine Corporation de origen taiwanés con cercas de 153 buques.
Aunque las navieras en México enfrentan desafíos significativos como la competencia global, los costos operativos, los problemas logísticos, las regulaciones marítimas, y las preocupaciones constantes por la seguridad y la protección marítima; estas empresas han sido objeto de críticas y han generado problemas en varios aspectos de la economía y el comercio del país; ya que se ha señalado que las navieras en México no han invertido lo suficiente en la mejora de la infraestructura portuaria y en el desarrollo de nuevas rutas de navegación. Esto puede limitar el crecimiento y desarrollo del comercio marítimo en el país, así como obstaculizar la competitividad de los puertos mexicanos a nivel internacional. Además, el oligopolio de las navieras ha llevado a una alta concentración del mercado, lo que se traduce en una falta de competencia efectiva. Esto limita las opciones disponibles para los importadores y exportadores, lo cual puede resultar en precios más altos y servicios menos eficientes.
Las navieras en México tienen el poder de fijar las tarifas de transporte marítimo. En un mercado con poca competencia, esto puede llevar a tarifas elevadas y costos de envío más altos para los importadores y exportadores -como los depósitos de garantías, los días de demoras y otros pagos locales incluyendo la limpieza o el o el cargo de liberación- además de que muchas veces subcontratan transporte carretero, principalmente los denominados hombres-camión, con tarifas por debajo de su costo de operación. Estos costos adicionales pueden afectar la competitividad de las empresas mexicanas en el mercado internacional.
Además, la falta de competencia en el mercado de las navieras puede resultar en un servicio deficiente. Esto incluye retrasos en la entrega de carga, pérdida o daño de mercancías y falta de transparencia en las operaciones. Estos problemas pueden afectar negativamente a las empresas que dependen del transporte marítimo y perjudicar la eficiencia de las cadenas de suministro. Y, dado el control que ejercen las navieras en el transporte de carga, México se vuelve altamente dependiente de estas empresas para el comercio exterior. Cualquier interrupción en los servicios de las navieras, como huelgas o problemas operativos, puede tener un impacto significativo en la economía del país y en las cadenas de suministro.
Así, a pesar de que el gobierno mexicano ha intentado implementar medidas para fomentar la competencia en el sector marítimo y mejorar la infraestructura portuaria, con proyectos de mejoras clave, el proyecto de Desarrollo del Sector Marítimo Nacional, e incentivos fiscales y financiamiento. El oligopolio de las navieras sigue siendo un desafío significativo que requiere atención continua para promover un mercado más competitivo y eficiente en beneficio de la economía mexicana.