La semana pasada todavía era una incógnita el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, sin embargo, el pasado martes 5 de noviembre Donald Trump ganó la presidencia de EU con claridad y sin sobresaltos.
El resultado contundente y sin exabruptos fue el principal factor para que los mercados financieros reaccionaran de manera tan positiva. Dudo que a muchos les guste el estilo de Trump, pero creo que ya estaba descontado un gobierno con arrebatos proteccionistas y ocurrencias inflacionarias. Preocupaba más un conflicto postelectoral.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha sacudido a los mercados de manera positiva. Desde el día de las elecciones y a la media jornada de ayer lunes, el S&P 500 había repuntado más de un 5% llegando incluso a máximos históricos.
A los inversionistas no les gusta la incertidumbre, y ante la reelección de Trump, por contradictorio que parezca, parece que se sienten más seguros. Se habla de un potencial dólar fuerte y un contexto inflacionario derivado de políticas proteccionistas, como sus típicos recortes de impuestos y su tendencia a impulsar el gasto en infraestructura; pero para el mercado accionario, esto supone una gran oportunidad de adelantar posiciones y asegurar ganancias con las medidas “amigables” del magnate hacia los corporativos.
Para el mercado global, lo que representa Trump es un apetito por el dólar que hace tiempo no se veía. Los inversores ya están tomando posiciones cambiarias a favor del dólar en espera de un ciclo de “vacas gordas” para los mercados de renta variable. Tampoco es casualidad que, con la próxima temporada de compras de fin de año, el apetito por esta divisa se haya disparado.
Por otro lado, la victoria de Trump desató un frenesí mayor en el mundo de las criptomonedas. Bitcoin, que ya había tenido un buen año, celebró el triunfo alcanzando nuevos máximos históricos de 82 mil dólares. La llamada “euforia cripto” está más viva que nunca. Los inversionistas de criptomonedas parecen entusiasmados con la idea de que Trump traiga un entorno de poca regulación y con crecimientos sin tantos obstáculos.
Por cierto, Dogecoin la criptomoneda favorita del magnate Elon Musk, un fuerte impulsor de la candidatura de Trump, subió más de 20% en las operaciones de ayer en la mañana. Pero Tesla no se quedó atrás. Las acciones de la armadora de autos eléctricos subieron 15% un día después de la elección pues, con Trump en el poder; se abre la puerta para que los sectores de inteligencia artificial y vehículos autónomos tengan un “trato especial”. El posible inicio de una “era Trump-Musk” es la señal de esta inusual mezcla de política y economía virtual.
Este Rally de Trump es solo el inicio de lo que parece ser una nueva era de especulación, crecimiento y volatilidad. Aunque los riesgos existen, los inversionistas parecen estar dispuestos a asumirlos.