El reto del liderazgo: cómo evitar que el ego afecte la toma de decisiones

Subir de puesto y obtener reconocimientos es positivo para el desarrollo personal, y es bueno compartirlo con los demás, pero hay que tener cuidado de no cegarse por el ego, sobre todo si se es líder. 

El ego no es malo, como normalmente se cree; en un nivel adecuado ayuda a reconocer quienes somos, cuáles son las habilidades a favor, permite forjar la identidad y da seguridad.

El ego tiene ciertas trampas y una de ellas es sentirse superior a los demás”, comenta Consuelo Zermeño, consultora en cultura organizacional en CZ más Liderazgo de corazón.

Consecuencias del ego desmedido

Cuando un líder presenta comportamientos de superioridad, tiene dificultades para relacionarse con los demás, busca tener siempre la razón y con ello, minimiza otras opiniones.

“Los líderes con el ego alto se cierran a la retroalimentación y llegan a un punto en el que no les gusta que se les cuestionen las cosas, por lo que evitan que haya un aprendizaje”, argumenta David Pons, fundador de Neolíderes.

En tanto, los equipos también se ven afectados cuando tienen este tipo de líderes, porque les resulta complicado trabajar en equipo, no consideran que la lealtad sea relevante y pierden la empatía, ya que no se sienten valorados.

¿Qué origina este comportamiento?

El exceso de consumo digital ocasiona cierta presión sobre los logros; demostrar quién ha logrado más y en el menor tiempo posible. Lo que, a su vez, se refleja como fatiga digital y el hábito de compararse constantemente.

Por ello, los líderes que presentan un ego desmedido, es porque tienen la necesidad de resaltar más que los demás, pero esto también se traduce en inseguridad por no ser notado en la organización.

En este contexto, es común que los líderes no sean conscientes si tienen un exceso de ego, por lo que se recomienda poner atención en el comportamiento y en cómo reaccionan las personas con las que se relacionan, es decir, si evitan al líder o evaden las conversiones.

Buscan admiradores, seguidores, utilizan a las personas y luego las desechan. Además de que viven en un mundo donde se preocupan excesivamente por su imagen, por lo que aprender a manejar el ego es un reto”, puntualiza Consuelo Zermeño.

¿Cómo manejar el ego?

Una de las características que resalta de un buen líder es que constantemente reflexiona y por ello, los especialistas coinciden en que para manejar el ego, hay que desarrollar la autoconciencia.

Asimismo, un paso que puede resultar incómodo para algunos líderes con el ego alto es pedir retroalimentación, pero no se trata de tomárselo personal, sino aceptarlo y tomarlo como retos profesionales.

David Pons añade que la humildad es un antídoto para nivelar el ego y esto implica aprender a escuchar para aprender, no atacar, admitir los errores y animarse a pedir ayuda a los demás.