El grado de informalidad en el país, donde 6 de cada 10 personas no cuentan con un reconocimiento laboral
Ciudad de México. El incremento histórico de 20 por ciento al salario mínimo que arranca este año tiene como demanda directa a uno de cada cinco trabajadores en México, al ser más de 10 millones 948 mil las personas que perciben al menos un salario mínimo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Sin embargo, el grado de informalidad en el país, donde 6 de cada 10 personas no cuentan con un reconocimiento laboral, desinfla la posibilidad de que el incremento de 102.68 a 123.22 pesos diarios que rige a partir de mañana tenga un impacto extenso, explicaron especialistas.
“El principal desafío que va a enfrentar el incremento al salario mínimo es que la mayor parte, hasta el 90 por ciento de quienes ganan un salario mínimo están en la informalidad”, resumió José Luis de la Cruz, presidente del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic). “En ese sentido, sí me parece que ese va a ser el problema”.
La expectativa a la baja se debe a que ni siquiera uno de cada diez trabajadores en México que obtiene lo mínimo cuenta con el amparo legal de los incrementos se hagan efectivos. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) entre la economía formal sólo 7 de cada 100 perciben el salario básico.
Ello, mientras las remuneraciones promedio en la formalidad están cerca de los 375.49 pesos diarios en el año, prácticamente tres veces más del salario mínimo. Incluso, en los trabajadores del campo donde los ingresos formales están más castigados, se paga en promedio 225.77 pesos, frente a los 102.68 que son ley del mínimo.
El Inegi exhibe que el incremento de 16 por ciento que se definió para 2019, lejos de implicar un avance generalizado, sólo movió la estructura de ingresos en el país de acuerdo a la nueva medición de salarios.
Mientras la población económica activa creció 1.8 por ciento a lo largo de 2019, el bloque de quienes ganan hasta un salario mínimo avanzó 26.3 por ciento, el de 1 a 2 lo hizo en 16.5 por ciento y para el que “no recibe ingresos” más que propinas el avance fue de 4.2 por ciento.
Para el grupo de quienes cuentan con percepciones de 2 a 3 se mantuvo sin variaciones; los de 3 a 5 se desplomaron 33.11 por ciento y los de más de 5 lo hicieron en 26.30 por ciento.
Al respecto, los especialistas que trabajan para la iniciativa privada en el CEESP evidenciaron que sólo hay garantía de que 2.8 por ciento de los trabajadores en el país verán el incremento amparados por la ley y por ende no prevén un impacto a la inflación. Con dicho argumento pidieron cautela para que el alza no se contagie a las revisiones de otros salarios.
De la Cruz recalcó que si bien a inicios de este año pasado el incremento salarial tuvo eco en apenas 200 mil trabajadores formales y por ende no hubo un alza generalizada en el precio de los insumos, en otro frente “la economía tuvo un mal desempeño: bajo crecimiento, bajo consumo, también implica menor presión inflacionaria”.
Fuente: La Jornada