Durante el segundo debate se observó más la participación de los candidatos para responder preguntas directas. Nuestro experto en imagen personal analiza la capacidad de respuesta de los candidatos, así como el papel que tuvo la imagen durante el segundo debate
En este segundo debate se observó más la participación de los candidatos para responder preguntas directas, algunas del público presente y otras hechas por los moderadores enérgicos y estrictos.
No fue un ejercicio fácil para ninguno, todos tuvieron que reaccionar y varios momentos serán épicos. Ahora, al cambiar el formato vimos un debate presidencial más dinámico, menos acartonado y con interacciones interesantes y peculiares entre los aspirantes a la presidencia de México.
En esta ocasión, no iniciaré analizando la imagen y vestimenta de los candidatos, lo dejaré al final. Me enfocaré en la habilidad que mostró cada uno de ellos para comunicar sus respuestas a los temas centrales del segundo debate: Negociación del Tratado de Libre Comercio, salario, seguridad fronteriza, legalización de drogas, derechos de los migrantes.Comencemos.
Jaime Rodríguez “El Bronco”
Abrió el debate respondiendo su postura ante la negociación del TLCAN con su estilo coloquial y argumentando que es mejor hacer un tratado interno entre el norte y sur de México, sin embargo, al ser exigido en explicar su plan de acción si se cancela el tratado no supo articular su mensaje y respondió que tiene 2 planes “A” y cayó en declaraciones poco convincentes. Después se daría cuenta que necesitaba comunicar mejor sus argumentos.
Su carisma se notó de nuevo, no obstante, ahora no sorprendió como en el primer debate.
Aprovechó que los temas a tratar fueron propios de los problemas de la frontera norte y logró comunicar con lógica su postura y sus soluciones. Sabía que conoce mejor el sentir y pensar de sus paisanos y por momentos lo logró.
En la mayoría de sus intervenciones respondió de pie acercándose al público y los moderadores, excepto en la pregunta que iba dirigida a la excandidata independiente Margarita Zavala, lo cual fue un acierto, pues con esa acción le restó importancia a la figura de su excontendiente independiente.
¿Qué fortalezas mostró?
Su oratoria es buena, clara, con lenguaje sencillo. No se acelera al hablar y muestra confianza y seguridad al decir sus respuestas. Su lenguaje corporal es muy natural, varias veces sonrió cuando nos advertía que sus 3 oponentes son lo mismo y que votemos por él. En otras ocasiones se cruzó de brazos al no estar de acuerdo con sus adversarios.
Aprovechó bien que los temas en debate fueran los de la región que conoce bien: el norte, y aprovechó para ganarse a los votantes del sur del país al asegurar que hay que atenderlo también.
Fue capaz de convencer a AMLO de darle un abrazo a Meade y a Anaya. Aunque no le convenció de firmar su petición de renunciar al dinero que reciben los partidos políticos.
¿Qué debilidades mostró?
Su falta de capacidad para cerrar el debate con un mensaje alabando a su mamá por ser su héroe. Pudiendo hacer que toda su participación previa cerrara con broche de oro, no lo consiguió.
¿Su vestimenta fue adecuada?
Sí, vistió de traje azul marino, camisa blanca y corbata azul rey. ¿Qué pudo ser mejor? Evitar usar pulseras en la mano izquierda, pues en vestimenta formal no son apropiadas.
Ricardo Anaya
Abrió su participación en el debate diciendo que para el tema del TLCAN va a defender el interés nacional, no obstante fue obvio que no esperaba que los moderadores lo cuestionaran. En el primer debate brilló por su estrategia de retar frontalmente a AMLO aunque subestimó que en esta ocasión sí le respondería y sus réplicas fueran directas y emotivas.
¿Qué fortalezas mostró?
Su gran capacidad de reacción y control. En esta ocasión sí atacó a Meade y dijo “Yo si te contesto lo que él no quiso. Enrique Peña Nieto sí se equivocó (al invitar a Donald Trump)”. Su capacidad de persuasión quedó constatada al siempre recordar el nombre de quienes preguntaron en el público y dar una respuesta lógica y articulada. Su capacidad de incomodar a López Obrador y después decirle “Serénate, no te enojes”.
Intentó elogiar a León Krauze por su libro, aunque no surtió efecto, intentando mostrar su bagaje cultural e intelectual.
Más tarde se dio cuenta que estaba repitiendo el mismo tipo de ataques a AMLO y empezaba a volverse monótono. Cambió de estrategia en el último bloque del debate.
Su mensaje de cierre fue bueno, aunque no era necesario usar la frase “aún hay esperanza” ni nombrar a Morelos, Benito Juárez y Madero, pues ese el estilo de López Obrador.
¿Qué debilidades mostró?
Confiarse en que AMLO no lo enfrentaría. Evidenció que algunos golpes no se los esperaba y que cada vez que sonríe es su manera de controlar sus nervios. Se notaron muy ensayadas sus frases “Es un disparate”, “Tienes toda la razón”.
Su Story Telling es débil, es decir, su capacidad de contar historias es pobre. Cada vez que intentó contar una vivencia de la gente con la que ha convivido en sus recorridos de campaña parecía un argumento lógico, no emocional.
¿Su vestimenta fue adecuada?
No, pues su atuendo era muy parecido al debate anterior (traje azul marino, camisa blanca y corbata azul marino) parecía que su estrategia era la misma y así fue, aunque ya no sorprendió.
Sin duda, el nuevo formato del debate ayudó. Ahora te toca decidir a ti quién dirías tú que ganó el segundo debate.
Andrés Manuel López Obrador
Comenzó su participación hablando que para que el TLCAN tenga éxito se debe fortalecer nuestra economía y apoyar a los migrantes. En este segundo debate se mostró mucho más participativo y discutió de manera frontal con Anaya, en cambio cuando Meade le dio la primera réplica dijo que no quería caer en provocaciones. Fue obvio que su objetivo ahora sí fue enfrentar a Anaya, que no iba a confiarse como en el primer debate.
¿Qué fortalezas mostró?
Que estratégicamente colocó el tema de la corrupción sobre la mesa. Su capacidad de etiquetar a sus adversarios a su antojo, tanto así que uno de los momentos más interesantes fue cuando se refirió a Anaya como “Ricky Riquín Canallín”, “Es un corrupto y engaña tontos”. En otro momento señaló a Meade y Anaya como el “PRIAN”y los responsables del gasolinazo y el aumento al IVA, una vez más provocando el sentir de los votantes y no replicando las propuestas de sus contrincantes.
Abordó los temas desde una perspectiva emocional y siempre se refirió a lo que va a hacer con un “vamos a” y no “voy a”, lo cual en retórica da una imagen del “nosotros”, de un equipo.
Ante los ataques de Anaya la mayoría de las veces se mostró sereno y sonriente. Su seguridad y confianza son resultado de saberse a la cabeza en las encuestas y con todavía una ventaja significativa.
Se nota que preparó su mensaje de cierre del debate aunque exageró al final con el grito “Viva México” como si estuviera ya en Palacio Nacional (y se dio cuenta, su expresión en el rostro lo confirmó).
¿Qué debilidades mostró?
Su mala oratoria es peor cuando desea responder de inmediato a los ataques, es evidente que le cuesta trabajo hilar sus respuestas. En un par de ocasiones se le acabó el tiempo para responder, cuestión que en las contiendas anteriores también le ha sucedido. Dejó ver que es posible hacerle enojar aunque a ratos se controle.
¿Su vestimenta fue adecuada?
No por completo. Su corte de cabello fue más cuidado y le dio una imagen más profesional, sin embargo, fue muy notorio que el largo de su pantalón era excesivo. Vistió de traje azul marino, camisa blanca y corbata morada, el color por excelencia asociada a la esperanza y los sueños. ¿Qué pudo ser mejor? La talla de su traje, pues le quedaba muy grande.
José Antonio Meade
En este debate vimos a un candidato que se preparó verbalmente, hizo un mejor papel que en el primer debate y ahora se le escuchó más seguro y desenvuelto. Fue evidente que su oratoria fue más fluida. Fue hábil al evadir preguntas incómodas pero no convincente en sus respuestas. Al ser cuestionado “¿Se equivocó Peña Nieto al invitar a Trump?” no respondió.
¿Qué fortalezas mostró?
Que es capaz de mejorar su retórica, de ganar más soltura al hablar. Habló mucho más fluido y con fuerza. A pesar de su imagen noble y cortés pudo confrontar. Sus réplicas fueron articuladas, midió bien sus tiempos de respuesta.
¿Qué debilidades mostró?
Su incapacidad de retar AMLO, de provocarlo, de llevarlo a su territorio para debilitarlo. Al ser una vez más cuestionado por la gestión de Peña Nieto y los errores de su gobierno omitió varias veces la respuesta directa. En este debate se supone se discutirían los tema que domina y, desgraciadamente para él, no supo cómo protagonizar su capacidad y experiencia. Habló en pasado de lo que hizo, olvidándose de enfatizar lo que va a hacer si gana.
Varias veces interrumpió a los moderadores tomándose personal las preguntas que le hacían. Su mensaje de cierre del debate fue vago, muy lógico, invitando a la reflexión sobre escoger entre certidumbre y riesgopero no siendo contundente en su voz ni lenguaje corporal.
¿Su vestimenta fue adecuada?
Sí, al igual que en el primer debate lució bien combinado con un traje azul marino, camisa blanca y corbata rojo cereza, un tono de rojo más dinámico. Fue evidente que le maquillaron el rostro y se notaba claramente que sus manos mostraban más vitíligo.
Fuente: https://www.altonivel.com.mx/elecciones-2018/candidatos/segundo-debate-fortalezas-y-debilidades-candidatos/