Imagina una carrera de Pentatlón, pero en lugar de atletas, tenemos acciones corriendo, saltando y, en este caso, tropezando estrepitosamente. Así fue el panorama bursátil global ayer lunes, con un desplome que hizo recordar las mejores competencias de clavados donde la mayor parte de los mercados cayó hasta el fondo de la fosa.
Pero como todo clavadista, al final de la sesión algunos lograron salir a flote con mejores resultados. Sin embargo, los mercados mundiales, que ya estaban tambaleándose por la desaceleración económica en EU y el sobrecalentamiento del sector tecnológico; recibieron otro golpe justo cuando el Banco de Japón decidió subir su tasa de interés la semana pasada en 15 puntos base a 0.25%.
Esto desató una estampida tipo maratón en los mercados globales. La bolsa japonesa, no queriendo quedarse atrás vivió su peor caída desde 1987, perdiendo 13.5%. El efecto dominó fue tan grande que, como carrera de obstáculos, hizo caer a casi todos los mercados mundiales.
El informe de empleo débil en EU la semana pasada fue el pistolazo de salida del desastre financiero. Al parecer la Reserva Federal se mueve a la velocidad de un nadador novato, mientras la economía estadounidense se encamina hacia una recesión digna de medalla. El informe del Bureau of Labor Statistics, indicó que la tasa de desempleo subió apenas al 4.3%, muy lento para las expectativas gringas.
Las grandes tecnológicas, las estrellas de la pista fueron las que más sufrieron. Nvidia y Apple, las esperanzas de oro, encontraron sus sueños frustrados como Simone Biles al salirse del tapiz o caer de la viga.
Warren Buffett, el legendario inversionista que aparentemente tenía un boleto VIP en primera fila y decidió vender casi el 50% de su participación en Apple en el segundo trimestre. Esta maniobra fue como si el entrenador del equipo olímpico decidiera cambiar a sus atletas estrella por un grupo de principiantes en plena competencia. La lenta monetización de las herramientas de inteligencia artificial de Apple no impresionó a los jueces, dejando a los inversores como espectadores decepcionados.
Como si no fuera suficiente, la cadena de suministro de inteligencia artificial recibió un golpe cuando se informó que los esperados chips Blackwell de Nvidia se retrasarían debido a defectos de diseño. Esto podrían retrasar los tiempos de gigantes como Meta y Microsoft, quienes no tendrían la preparación suficiente para presentar sus mejores rutinas.
Por eso muchos comienzan a ver el fin del rally de Los Siete Magníficos, dejando atrás los días de gloría donde muy pocos le hacían sombra. Con Nvidia y Apple a la cabeza, Los Siete Magníficos intentan no ahogarse en una caída generalizada, esperando que en las próximas horas, días y semanas esta mala racha financiera no termine por bajarlas del podio que llevan dominando desde muchos meses.