La industria manufacturera es uno de los impulsores fundamentales de la economía y el empleo, al participar con cerca del 16% del PIB global. México no es la excepción, ya que al cierre de 2022 la industria consolidó su liderazgo como el mayor contribuyente a la economía nacional, aportado cerca del 17% del PIB y cerca del 88% del total de sus exportaciones.
La recuperación de esta industria en México es alentadora y estimamos una variación de su contribución al PIB del 3.8% al cierre de este año, impulsada principalmente por sus exportaciones a Estados Unidos y por nuevas inversiones derivadas de las oportunidades de nearshoring.
La crisis mundial por la pandemia y el conflicto bélico en Europa volvieron evidentes nuevos riesgos y debilidades en las cadenas productivas y de suministro globales. En respuesta a esta realidad, los ecosistemas de negocio se han reconfigurado y las empresas han tenido que replantear sus estrategias.
La velocidad de adaptación es —hoy más que nunca— esencial para que las empresas sobrevivan y prosperen en entornos cada vez más complejos, competitivos y cambiantes. México es uno de los países con mayor potencial para aprovechar las oportunidades que brinda actualmente el entorno, en particular, la industria de manufactura con el nearshoring.
¿Cómo se aprovecharían al máximo estas oportunidades en el país? Para identificar las perspectivas de la industria manufacturera en 2023, en Deloitte elaboramos una encuesta a ejecutivos del sector en la que se identificaron cinco ejes de acción por orden de importancia:
1) Temas de inversión en tecnología: Refleja el grado en que los jugadores de la industria invierten en disrupción digital y en la Industria 4.0, también conocida como Cuarta Revolución Industrial, la cual se caracteriza por tecnologías que diluyen la frontera entre el mundo físico y el digital.
Esta tecnología involucra un enfoque radicalmente distinto a la gestión tradicional del negocio y que contrasta con una plataforma digital integrada por herramientas de analítica avanzada; plataformas en la nube; automatización inteligente y robótica, al igual que el uso de drones, robots, Blockchain y realidad digital, entre otros. El propósito de la transformación hacia la Industria 4.0 es contar con un flujo constante de información, bienes y servicios entre el mundo físico y el digital.
2) Temas de talento: El envejecimiento de la fuerza laboral y la brecha generalizada en conocimientos técnicos y de ingeniería crean conflictos significativos en las decisiones de inversión de algunas compañías industriales, por lo que actualmente se busca implementar estrategias enfocadas en lograr una mayor especialización. En el país ya se emplean algunas iniciativas de educación dual en conjunto con las empresas que requieren recursos especializados, cuyo propósito es formar estudiantes en el ámbito teórico y práctico de manera simultánea.
3) Disrupciones en la cadena de suministro: Estos eventos dan origen a la estrategia de nearshoring, que consiste en mover la producción a un país cercano al consumidor final para reducir costos de producción y logísticos. La estrategia también se enfoca en aumentar la resiliencia del negocio simplificando las cadenas de suministro y disminuyendo los riesgos logísticos asociados; desde la perspectiva de transformación digital, la evolución hacia redes de suministro digitales contribuye sustancialmente.
4) Fabricación inteligente: Los manufactureros pueden implementar la fábrica inteligente de distintas formas y reconfigurarla para lograr un ajuste de acuerdo con sus prioridades o requerimientos emergentes. Uno de los atributos más importantes de la también llamada smart factory es la agilidad que permite al productor de contar con distintas alternativas para potenciar tecnologías digitales o físicas dependiendo de sus necesidades.
5) Sostenibilidad: Las mejoras en la eficiencia operativa que pueden derivar de la Industria 4.0 resultarían en una menor huella ambiental que en los procesos de manufactura tradicionales.
La industria manufacturera mexicana se encuentra en una posición excepcional como destino estratégico para la reconfiguración global de las cadenas de suministro, ventana de oportunidad que puede ser efímera en tanto no se aproveche la coyuntura. Estos cinco ejes pueden constituir —en cierta medida — la ruta para las empresas que buscan prosperar en este nuevo entorno.
El mensaje para el sector privado es simple: las empresas de manufactura tradicional deben evolucionar —y más rápido—, hacia la Industria 4.0; implementar estrategias enfocadas a la atracción y retención de talento; procurar los mecanismos para la construcción de capacidades y competencias en la organización, además de colocar la sostenibilidad como valor fundamental y estrategia transversal de la organización.
Cualquier esfuerzo sería insuficiente sin la participación de dos sectores fundamentales: el sector público, a través de la inversión en infraestructura que requieren las nuevas inversiones y de políticas públicas que atraigan financiamiento, asimismo de las instituciones académicas con más y mejores ofertas educativas. La bola está en nuestra cancha.