El mundo automotriz ha ganado los titulares de la prensa de negocios en las últimas horas. Mientras la incertidumbre global crece por la amenaza de la aplicación de aranceles en EU, las firmas automotrices están viviendo una revolución que alcanza los puestos ejecutivos y directivos en todo el mundo.
Dentro de lo “positivo” noticias está el nombramiento de un mexicano como CEO global y presidente de la emblemática japonesa Nissan Motor Co. Iván Espinosa, será director ejecutivo representante, presidente y director ejecutivo, en sustitución de Makoto Uchida; a partir del 1 de abril.
Un logro significativo pero que llega con una dosis de riesgo. Espinosa llega prácticamente como bombero pues Nissan no atraviesa su mejor momento debido a su fuerte crisis financiera y de identidad tras el fracaso de su fusión con Honda.
La fusión con Honda, que pudo haber dado lugar a un titán automotriz de 60 mil millones de dólares, se desplomó porque los japoneses no se pusieron de acuerdo sobre el futuro de Nissan. El ahora saliente Makoto Uchida bloqueó la propuesta de Honda, que pretendía convertir a Nissan en una subsidiaria enfocada en vehículos eléctricos. Ahora Nissan vive sin una estrategia clara y con vencimientos de bonos que suman 1,600 millones de dólares en este año.
Nissan busca desesperadamente inversionistas externos pero las opciones no son ideales. Una posible alianza con Foxconn, el gigante taiwanés, genera dudas en el gobierno japonés por asuntos de seguridad nacional. La otra alternativa sería Tesla que, por estos días; está viviendo la resaca de una sobrevaluación de sus operaciones y de la capacidad directiva de Elon Musk.
Por otro lado, Toyota también sufrió un sacudón con la salida de Luis Lozano, su presidente en México tras 20 años en la compañía. Su reemplazo, Takaaki Kuga, tiene la tarea de mantener el sólido desempeño de Toyota en el país. Sin embargo, no hay que perder de vista a Lozano, quien ahora asume un rol de consultor ejecutivo, pero podría jugar una carta importante en el ajedrez comercial entre México y Estados Unidos.
Con el fantasma de Donald Trump y su guerra de aranceles que afectaría directamente a la industria automotriz mexicana, contar con figuras como Lozano en el equipo de negociadores comerciales de México podría ser clave. He tenido la fortuna de charlar unas cuantas ocasiones con Luis y me queda claro que su conocimiento y experiencia en negociaciones comerciales de alto nivel lo colocan en una posición estratégica para lo que viene.
Dos mexicanos en medio de una industria automotriz que vive un momento de transformación sin precedentes. La digitalización y la electrificación avanzan mientras que las tensiones comerciales no dan tregua. Espinosa y Lozano tienen grandes desafíos en sus nuevos roles, pero también la oportunidad de marcar la diferencia en un sector que no deja de moverse. Que les vaya bien, porque su éxito será clave para la industria en México.