El perfil de la persona con más probabilidad de tener un empleo bien remunerado en México es: hombre de entre 35 y 44 años de edad, no indígena, citadino y con alto nivel educativo, así los prefiere el mercado laboral.

La población trabajadora indígena en México gana 18% menos que el resto de las personas, según la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami). Es decir, por cada 100 pesos que el mercado laboral le paga a quienes no pertenecen a uno de los 68 pueblos originarios, a quienes sí provienen de ese sector social les retribuye unos 80 pesos por hacer la misma actividad.

Pero para las mujeres indígenas la brecha salarial no es el único ni más importante problema laboral, quizá lo sea el acceso al empleo. La probabilidad de que una mujer de alguna de las etnias y que vive en una localidad rural sea contratada “se reduce hasta 35%”, de acuerdo con el Informe mensual del comportamiento de la economía de la Conasami.

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Los hombres, de entre 35 y 44 años de edad, solteros o en unión libre, que no son indígenas, viven en una ciudad y tienen altos niveles de educación son quienes tienen la mayor probabilidad de conseguir un empleo, destaca el reporte para julio.

En el informe de junio pasado la Dirección Técnica presentó un primer análisis de discriminación laboral en la población indígena, con discapacidades y de la diversidad sexual. “La discriminación en el mercado laboral se entiende como la diferencia en aspectos como la contratación y los salarios”, la cual no tiene que ver con la experiencia o la productividad, explica en el documento.

Tres poblaciones altamente vulnerables

El informe de julio señala que de las más de 9.1 millones de personas trabajadoras de un pueblo originario, el 34% no participa en el mercado laboral. La tasa de población sin empleo y con alguna discapacidad es de 35% de las más de 6.1 millones.

Las parejas del mismo sexo son quienes tienen la tasa de desocupación más baja: 28% de las 527,414 registradas. De las tres poblaciones que analizó la Conasami, las personas LGBT+ asalariadas son quienes reciben las remuneraciones más altas, 10,587 pesos mensuales en promedio.

“El resultado para las personas en una relación del mismo sexo en general no implica que no exista discriminación laboral” contra las disidencias sexogenéricas, aclara el organismo. Los datos del Censo 2020, de donde tomó información para el estudio, “sólo se identifica que están en una relación del mismo sexo, pero se excluyen” otras variables.

La remuneración promedio para las personas con discapacidad asalariadas es de 8,422 pesos mensuales. Es la población indígena la que gana menos: 7,221 pesos cada mes, aunque trabajan 45.7 horas a la semana. En promedio, las personas que tienen una relación del mismo sexo laboran prácticamente el mismo tiempo, 46 horas semanales.

El documento también indica que las personas con discapacidad motriz y además con alguna condición mental tienen sólo 22% de probabilidades de inserción laboral.

Recuperación del poder adquisitivo

En enero de este año entró en vigor el aumento de 22% al salario mínimo general en ambas zonas salariales —el norte y el resto del país—. Al cierre de junio, el incremento real respecto al cierre de 2021 es de 17.3%, señala el reporte.

“Pese al avance de la inflación durante el año de 7.99%, la recuperación del poder adquisitivo se mantuvo por arriba del incremento de los precios”. La Conasami sostiene que el resarcimiento anual es de 13 por ciento.

Desde finales de la década de los 80 y hasta 2018, la pérdida acumulada del poder adquisitivo fue de 80%, según el estudio México 2018: Otra derrota social y política a la clase trabajadora; los aumentos salariales que nacieron muertos.

En 1987 una persona necesitaba trabajar casi cinco horas para poder adquirir una Canasta Alimenticia Recomendable (CAR); para 2017 debía laborar 24 horas con 31 minutos, según la investigación elaborada por especialistas del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM.

En 2019 entró en vigor la nueva política salarial del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, enfocada en alzas significativas para recuperar el poder adquisitivo.

De 2018 a junio de 2022, Esperanza, Hermosillo y Huatabampo, en Sonora, así como La Paz, en Baja California Sur, y Chetumal, en Quintana Roo, son las cinco ciudades con la mayor recuperación del salario mínimo real. Las trabajadoras y los trabajadores en esas localidades han recobrado entre el 69 y el 74% del valor de este referente.

Fuente: El Economista

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