Tabasco fue el estado que presentó la contracción más pronunciada del ITAEE.
Durante los primeros tres trimestres del 2019, Tlaxcala fue el estado que registró el mayor crecimiento económico del país, con una tasa anual desestacionalizada de 9.1%, sacándole más de 5 puntos porcentuales al segundo lugar, que fue Colima (3.8 por ciento).
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el primer lugar nacional en el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) del estado gobernado por Marco Antonio Mena Rodríguez, que se da en contexto donde la economía mexicana cayó 0.03% en igual periodo de comparación y de ajuste estacionario, derivó de los incrementos en construcción (91.3%), minería (27.0%), comercio (8.6%), actividades primarias (4.1%) e industrias manufactureras (0.5 por ciento).
Es importante destacar que el aumento de 9.1% del ITAEE de Tlaxcala significó el mejor resultado en los últimos 15 años.
Para Eufemia Basilio Morales, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este dinamismo provino de una mayor atracción de inversión, más generación de empleo formal y estabilidad económica.
“A pesar de ser un estado pequeño, cuenta con capital extranjero, una inversión que proviene de más de 20 países diferentes, en su mayoría europea y china. En las últimas administraciones se ha dado importancia a la promoción de la entidad a nivel internacional. Cabe señalar que esta entidad no emite deuda, lo cual también es un factor importante para explicar su crecimiento, junto con la estabilidad y el aumento de años anteriores que sientan las bases y generan los recursos para seguir avanzando en el rubro económico”, explicó.
El director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), José Luis de la Cruz Gallegos, indicó que si se considera el peso económico de Tlaxcala es pequeño, 0.6% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, “se puede plantear que con inversiones, en términos relativos, moderadas respecto al resto del país, se pueden lograr tasas de crecimiento elevadas”.
“Las obras de construcción, particularmente de vivienda, y el impacto de manera rápida en el estado permiten entender sus crecimientos extraordinarios”, indicó.
A Tlaxcala, le siguieron Colima y Chihuahua, con incrementos anuales de su ITAEE al tercer trimestre del 2019, de 3.8 y 3.1%, respectivamente. A la entidad administrada por José Ignacio Peralta Sánchez, los sectores con mayor dinamismo fueron construcción y campo; mientras en el territorio liderado por Javier Corral Jurado, los detonantes fueron manufactura, construcción, actividades primarias y generación de energía.
“El segundo lugar de Colima provino de su ubicación geográfica, es un lugar idóneo para consolidarse como centro de importación de combustibles, la energía para el estado es una de las principales ventajas competitivas, cuyas políticas públicas se encaminan a fortalecer este sector”, señaló la investigadora de la UNAM.
También influyeron en Colima los proyectos alrededor del puerto de Manzanillo, que es la terminal portuaria más importante de México, sumándose el comportamiento positivo del campo, el turismo y el comercio exterior, añadió el director del IDIC.
“En el caso de Chihuahua, vemos que se ha apostado en los últimos años a la industria de la construcción, y se han gestado las condiciones adecuadas a nivel infraestructura para la llegada de nuevas inversiones. Esto, acompañado del crecimiento económico al interior del estado”, agregó Eufemia Basilio.
“Chihuahua, por su participación en el PIB de México (3.4%), la novena economía más grande, es la entidad que tiene el mayor impacto en la economía mexicana. El estado tuvo buen resultado en producción y exportación de manufacturas, que reactivó obras del sector privado, complementadas por algunas estatales”, refirió José Luis de la Cruz.
En merma
Al otro extremo, 15 entidades presentaron caídas en su actividad económica durante los primeros tres trimestres del año pasado, destacando Tabasco, con la disminución más pronunciada en el país, de 8.0% a tasa anual desestacionalizada. Le siguió Baja California Sur, con -4.7%, la entidad con mayor dinamismo económico en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
En el estado petrolero, administrado por Adán Augusto López Hernández y que cuenta con los proyectos de la refinería de Dos Bocas y estaciones del Tren Maya, mostró reducciones en minería (17.4%), construcción (5.5%), manufacturas (2.4%) y actividades primarias (1.3%); sobresalen los aumentos en comercio y servicios, dando señales de una recuperación del consumo privado, aunque insuficiente para salir de terrenos negativos.
En Tabasco, 44.5% de su PIB corresponde a la minería petrolera, por lo que aún resiente la crisis del sector (bajos niveles del precio del crudo —en el 2019 la mezcla mexicana promedió 54.67 dólares por barril, frente a 61.89 dólares en el 2018— y disminución de la producción de hidrocarburos —desde junio del 2017, no rebasa 2 millones de barriles diarios de petróleo crudo).
“Tabasco es una economía petrolera que se vio afectada por la crisis del sector, y no ha logrado recuperarse. La contracción de indicadores macroeconómicos en la entidad ha provocado aumentos en los niveles de pobreza y de informalidad”, expuso Basilio Morales.
A diferencia de Campeche, que sí ha repuntado por la inversión pública y la reactivación del sector energético, Tabasco registra descensos en ramas no petroleras, “pareciera que los eventos de otros años (precio y producción) desarticularon sectores como servicios y turismo, por lo que la inyección de recursos federales y estatales no alcanza”, explicó de la Cruz Gallegos.
En Baja California Sur, cuyo mandatario es Carlos Mendoza Davis, la contracción de su ITAEE fue producto, particularmente, del descenso en construcción (25.3%), industria que años anteriores vivió su apogeo por el boom turístico de la entidad (edificación de complejos hoteleros, centros comerciales, viviendas).
“Esta entidad ha tenido Inversión Extranjera Directa y generación de empleo, por lo que es el entorno de la economía nacional e internacional actual el que ha pesado a este estado, así como los niveles de inseguridad que se han vivido en los últimos meses”, puntualizó la especialista de la UNAM.
“El desplome en Baja California Sur es parte del agotamiento de la inversión en construcción, es decir, el sexenio pasado las tasas de crecimiento que se tenían en obras pública y privada fueron muy elevadas, pero en esta administración se cerraron los recursos”, manifestó el director del IDIC.
Motores apagados
Llama la atención que las economías más grandes de la República Mexicana, la capital del país y el Estado de México, que significan más de una cuarta parte del PIB nacional, presentaron disminuciones en su ITAEE, de 0.6 y 3.0%, en ese orden. En ambos casos pegó el decrecimiento en comercio, manufactura y construcción.
“Al Estado de México le está afectando las caídas en construcción privada y pública, en la industria de exportación y automotriz, lo cual impacta en su mercado interno, en su consumo. En el sexenio pasado recibió muchas inversiones, aunque el año pasado éstas se frenaron”, aseguró José Luis de la Cruz.
“La Ciudad de México se vio afectada porque en la primera mitad del 2019 se frenó la obra de infraestructura, los permisos de construcción, además de que no tiene un proyecto de reactivación económica propio. La cancelación del aeropuerto en Texcoco desincentivó tanto a la capital como al Estado de México por todo lo que se iba a proveer”, concluyó.
Frontera norte y sur-sureste, realidades económicas distintas
Las prioridades regionales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador toman rumbos distintos.
Por un lado, la frontera norte, incentivada por el programa de zona libre, registró el mayor crecimiento económico del país al tercer trimestre del 2019, con una tasa anual desestacionalizada de 2.0%, un aumento destacable si se compara con el comportamiento a nivel nacional (caída, en igual periodo y ajuste estacionario, de 0.03%), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Por el otro, el sur-sureste, apoyado con inyección de recursos y grandes proyectos federales, presentó la disminución más pronunciada de la actividad económica: 1.2% en los primeros tres trimestres del año pasado.
En la frontera norte, dinamizada por comercio, servicios, manufactura y campo, la única economía que se contrajo fue Sonora (0.1%), mientras el mayor aumento perteneció a Chihuahua (3.1 por ciento).
En esta región, la Federación implementó la zona libre en 43 municipios fronterizos (que también prometió para Chetumal, sin aún comenzar), cuyos principales beneficios son reducción de las tasas del IVA a 8% y del ISR a 20%, aumento al doble del salario mínimo y homologación de los precios de combustibles con Estados Unidos.
En el sur-sureste, donde el gobierno federal inyectó recursos mediante programas sociales y destinó los proyectos del Tren Maya, el Corredor Transístmico y la refinería de Dos Bocas, solamente creció la actividad económica de Yucatán (2.4%), Quintana Roo (0.7%) y Veracruz (0.05%) en los primeros nueve meses del año pasado; el mayor descenso fue en Tabasco (8.0 por ciento).
La otra región que exhibió un baja en su economía fue centro norte, producto de decrecimientos en Zacatecas (2.3%), y Baja California Sur (4.7%); en el Bajío, apenas alcanzó un incremento de 0.1% (sólo al alza, Querétaro y Aguascalientes); el centro del país de 0.9% (la variación positiva se debió a Tlaxcala y Puebla), y Occidente de 1.2% (únicamente Michoacán se ubicó en terrenos negativos). (Rodrigo A. Rosales Contreras)
Fuente: El Economista