Todos son culpables, menos Elektra

Después de más de cuatro meses de suspensión, Grupo Elektra volvió a cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Su retorno al mercado de valores es digno de un guion de melodrama que podría titularse “Lo que callamos los magnates”.


Las acciones de Elektra reaparecieron el lunes para protagonizar un desplome del 69.84% al pasar de 944.95 pesos por acción a cerrar el día en 285 pesos. El martes cayó otro 71%.


La culpa, según Elektra, no recae en sus estrategias, ni en la incertidumbre que genera su posible privatización, sino en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). La empresa responsabilizó al regulador por reanudar la cotización a pesar de una medida cautelar emitida en noviembre.


En su comunicado, Elektra aseguró que esta acción «favorece abiertamente» a Astor Asset Management, al que acusó de ser un «fondo criminal» que habría vendido más de 7 millones de acciones como parte de un conflicto relacionado con un préstamo incumplido por 110 millones de dólares.
Por si fuera poco, la empresa señaló que el mercado accionario local nunca reflejó adecuadamente el valor de sus activos. Es decir, la culpa es de la BMV, de la CNBV, de Astor y, por qué no, de la alineación de los astros. Pero de Elektra, nunca.


Elektra, fiel a su estilo, insinuó que todo este caos es parte de una gran conspiración que incluye a la prensa, a las redes sociales y a seguramente, al Marajá de Pocajú.


Detrás del discurso, la posible privatización de la compañía parece tomar fuerza. Según su propio comunicado, el 95% de sus accionistas apoya la salida de la BMV, cumpliendo con el porcentaje mínimo requerido. La Asamblea de Accionistas programada para el 27 de diciembre decidirá este movimiento.


Mientras tanto, el comunicado de la empresa insiste en que sus operaciones financieras y comerciales «se mantienen de manera normal». Sin embargo, el espectáculo mediático sugiere todo menos normalidad. Pero lo que queda claro es que Elektra, con su habilidad para culpar a todos menos a sí misma, está dispuesta a seguir dando titulares, ya sea dentro o fuera de la bolsa. Y sí, aquí seguirá.

Equidad de acero

Por quinto año consecutivo, Ternium México, bajo la dirección de César Jiménez, obtuvo el certificado de Mejor Lugar para Trabajar LGBT+. Esto gracias a una calificación perfecta en el índice HRC Equidad Mx 2025, que reconoce su cultura de inclusión laboral. La empresa, con sede en Monterrey, asegura que ha ajustado sus políticas para garantizar un trato igualitario. Entre sus ejemplos están licencias ampliadas de maternidad y paternidad, además de un programa de flexibilidad laboral. Suena bonito, ¿no? Tres días desde casa y dos en oficina para los nuevos padres durante el primer año del niño. Entre acero y arcoíris, Ternium sigue marcando el camino. ¿Quién dijo que la inclusión no puede ser tan fuerte como el acero?

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