En medio de la más importante crisis económica que atraviesa la institución prendaria más importante de México, su liderazgo sindical se comporta como un cacique.
La Reforma Laboral de 2019 ha traído un cambio fundamental en la relación entre trabajadores, sindicatos y empresas. La dinámica del trabajo ahora es distinta y los viejos sindicatos y sus centrales se encuentran ante el escrutinio público tanto de sus agremiados, como de los medios de comunicación, que dan cuenta a diario en sus crónicas de las resistencias y oportunidades de los actores laborales y de autoridades, quienes se han dado a la tarea de registrar estos cambios de paradigma con el objetivo de eficiente los procesos laborales de nuestro país.
Por eso, resulta evidente que en instituciones emblemáticas como el Nacional Monte de Piedad sus trabajadores todavía se encuentran representados por sindicatos que no rinden cuentas, anclados en un pasado arcaico donde la transparencia y la verdadera defensa de sus derechos es una ficción que ofende a los agremiados.
Pues hasta ahora, y luego de enfrentar un Conflicto de Naturaleza Económica con la administración, el sindicato liderado por Arturo Zayún ha demostrado que son incapaces de enfrentar con solvencia la situación crítica que atraviesa una de las instituciones más queridas para los mexicanos.
Mientras los trabajadores del Monte se encuentran en la incertidumbre y ante el cierre paulatino de sucursales, lo cual ha generado desconcierto, Arturo Zayún, cacique que lleva décadas al frente de la representación sindical de más de 3 mil trabajadores, no ha sido capaz de presentar una sola propuesta en los cambios que se están dando dentro de la institución, haciendo gala de un sindicalismo que ya no tiene cabida en México: opaco, sin rendición de cuentas y sin resultados evidentes que busquen beneficiar a los trabajadores ni siquiera en el menor plazo posible.
Para Arturo Zayún es más importante presentarse -por enésima ocasión- a ocupar la representación del Sindicato Mayoritario del Monte de Piedad en el mes de mayo en su Congreso Anual, gastando una enorme cantidad de recursos que salen directamente de los trabajadores de la institución, buscando una nueva reelección.
Mientras Arturo Zayún maneja a su antojo y discreción el sindicato del Monte de Piedad, miles de familias se preguntan la suerte que correrán si no se actualiza y se negocia adecuadamente el Contrato Colectivo de los trabajadores, que ha quedado obsoleto ante una realidad que su sindicato no ha querido enfrentar, pues parece más enfocado en una fiesta, que en proponer una salvación ante una institución que lleva operando casi tres siglos.
La misión del Nacional Monte de Piedad de ayudar a quienes menos tienen, no puede ser un botín de su líder sindical, los trabajadores, exigen acciones y un cambio de timón en la estrategia, o directamente la sustitución de su líder por alguien que entienda cabalmente la situación y pueda llevar a buen puerto a la institución en un entorno complicado y que requiere cambios.
Redacción