Latinoamérica representa aproximadamente el 5% del mercado textil mundial, en donde los líderes son China y Estados Unidos.
EFE.- La industria textil y de confecciones de Latinoamérica sigue en auge y, tras recuperar un 3.5% de su mercado en 2021 después de la pandemia, enfrenta con optimismo un crecimiento de entre un 2% y un 4% este año, pese a la desaceleración económica y la inflación.
En términos generales, Latinoamérica representa aproximadamente el 5% del mercado de la moda mundial, en donde los líderes son China y Estados Unidos.
Al hablar de producción, esta región cuenta con jugadores destacados que, en orden de importancia, son Brasil, México y Colombia.
En estos países, principalmente, la reactivación económica de la industria luego de la pandemia se dio en 2021, mucho más rápido de lo que proyectaron los expertos, que apostaban por 2023 o 2024.
“De hecho, la moda se recuperó un 3.5% en Latinoamérica en 2021 a pesar de que en los análisis las cifras relacionadas con Venezuela desdibujan mucho el crecimiento regional“, dijo a EFE Juan Fernando Loaiza, investigador económico del Instituto para la Exportación y la Moda (Inexmoda).
Por ello, “para 2023, con la desaceleración económica y la inflación, la proyección de crecimiento del sector regional está entre 2 y 4%”, comentó el vocero de la entidad colombiana responsable de organizar Colombiatex de las Américas, la feria más relevante del gremio en el continente.
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La industria textil de Brasil figura entre las 10 más grandes del mundo, con ingresos anuales de aproximadamente 45,000 millones de dólares y una generación de alrededor de 1.5 millones de empleos directos.
“Nuestra expectativa es de un crecimiento modesto, teniendo en cuenta que el PIB no debe aumentar mucho, oscilando entre el 1% y el 1.5%”, dijo a EFE Fernando Valente Pimentel, director ejecutivo de la Asociación Brasileña de la Industria Textil y de Confección (Abit).
La agenda de trabajo del gigante suramericano para 2023 incluye aumentar la competitividad y la productividad, impulsar la implementación del acuerdo de libre comercio Mercosur-Unión Europea, y facilitar los negocios que involucran a otros países de América del Sur.
Según Valente, las ventas de Brasil en Centroamérica, México y Estados Unidos pueden fortalecerse porque “es un mercado que nos ha estado buscando para reemplazar algunas importaciones que vienen de Asia”.
Por ello, la multinacional Vicunha, una de las tres mayores productoras de índigo y driles del mundo, tiene entre sus prioridades la sostenibilidad.
En ese sentido, María Angélica Rodríguez, gerente de Mercadeo de Vicunha para América Latina, sostuvo a EFE que la empresa brasileña incursionó en la ropa hecha con cáñamo, que “es la fibra más sostenible que existe, mucho más que el algodón, porque requiere menos tierra, no usa fertilizantes ni pesticidas y se puede cultivar en diferentes climas”.
También, Tiago Peixoto, director ejecutivo de Cataguases, considerada la mayor compañía especializada en tejidos planos de algodón de América Latina, con exportaciones a más de 30 países, comentó a EFE que “económicamente el mundo cambió después de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania”.
La industria textil latinoamericana se recupera entre un 2% y un 4%
Por esta razón, “hoy las cadenas productivas se están reorganizando y las empresas latinoamericanas tenemos el reto de aprovechar los vacíos que han dejado desde 2020 los grandes competidores mundiales”, dijo el vocero.
Según un informe entregado a EFE por la Cámara Nacional de la Industria del Vestido, la confección mexicana después del periodo pospandemia “se posicionó como el quinto sector con mayor dinamismo en los niveles de crecimiento dentro de las manufacturas, superando en 2.4% el promedio de la industria en su conjunto”.
De hecho, el aumento de las exportaciones, principalmente hacia Estados Unidos, es uno de los puntos clave en la recuperación.
Otro aspecto que da aliento es la mayor demanda de prendas confeccionadas en el país ya que “con los problemas de las cadenas de suministro y la crisis de los contenedores que se registró entre 2021 y 2022, muchos compradores decidieron incrementar y promover la proveeduría dentro del hemisferio”, explicó la entidad.
Dicho lo anterior, la externalización es vista hoy como una oportunidad única para aumentar la producción mexicana y convertirse en un detonante económico de algunas de sus regiones por su consecuente creación de empleo.
Para lograrlo, los retos de la industria en 2023 incluyen el combate a la ilegalidad, el contrabando y la inseguridad, y la amenaza de que el consumo pierda dinamismo por la inflación.
Asimismo, urge “contratar personal capacitado porque en 2022 hubo dificultades y se estima que quedó sin cubrir entre un 20% y un 30% del empleo que requería el sector mexicano”, señaló la Cámara.
En Colombia, el sector textil, que representa el 9.4% del PIB industrial y genera cerca de 600,000 empleos, ha crecido a nivel de comercialización y podido conquistar nuevos mercados gracias a sus innovaciones y diseños.
Esto le permitió sobreponerse a la pandemia, pues entre enero y noviembre de 2022 el país exportó 962.6 millones de dólares, un incremento del 6.5% con respecto al mismo periodo del año anterior, según cifras oficiales.
Para continuar a ese ritmo es clave entender que “el mundo pide a gritos el mejoramiento de todos los procesos productivos para garantizar un futuro sostenible”, dijo a EFE Esteban Restrepo, gerente de Manufactura de Crystal, grupo empresarial presente en 13 países latinoamericanos.
En ese aspecto, Guillermo Criado, gerente general de Teks, que cuenta con el inventario textil más grande de Colombia, manifestó a EFE que “la sostenibilidad no puede ser simplemente una moda sino un compromiso que implique inversiones por parte de las empresas para implementar tecnologías verdes”.
El resultado de dicha labor será estar listos para aprovechar los caminos de expansión que están al alcance de la mano debido a que América Latina ofrece un mercado de cerca de 650 millones de habitantes a los que se deben sumar los 333 millones de consumidores de Estados Unidos y los 38 millones que tiene Canadá.
Fuente: Forbes