Por lo regular, me gusta tocar temas y poner asuntos de agenda pública que hablen de tecnología, pero en esta ocasión no puedo dejar de lado hablar de la llamada Reforma al Poder Judicial y todos los posibles efectos que pudiera tener en nuestro país.
Y es que, esta La Reforma no solo ha generado debate en las esferas políticas tradicionales, sino que ha encontrado en las plataformas digitales un campo de batalla crucial para la comunicación de ambas partes. Tanto el gobierno de Morena como la oposición han utilizado las redes sociales para influir en la opinión pública, intensificando la polarización política del país.
Por un lado, Morena, con un enfoque populista, ha sabido aprovechar las plataformas digitales para movilizar a sus bases y defender la reforma como un paso necesario para acabar con la corrupción del sistema judicial. Las cuentas oficiales de figuras clave como el presidente Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum han jugado un papel fundamental en la difusión de mensajes que promueven la reforma, presentándola como un mecanismo para devolver el poder al pueblo.
A través de videos, gráficos simplificados y mensajes directos, han logrado resonar con amplios sectores de la población que desconfían de las élites judiciales y ven en la reforma una oportunidad para democratizar el sistema y de como la reforma judicial aprobada en México podría ser una “bomba de tiempo” para el gobierno de Sheinbaum por el temor que despierta en los inversionistas.
Sin embargo, la oposición ha encontrado también un espacio para expresarse en redes sociales, donde ha intentado visibilizar los riesgos de la reforma. Aunque la narrativa de la oposición ha sido menos cohesiva, activistas, abogados y figuras políticas han utilizado plataformas como Twitter y Facebook para denunciar lo que consideran un ataque a la independencia judicial. Influencers políticos, periodistas y asociaciones civiles han multiplicado su alcance, con campañas que han ido desde videos explicativos hasta testimonios de jueces y manifestantes que temen por la democracia mexicana.
El impacto de esta batalla digital en la sociedad mexicana ha sido enorme. El debate se ha trasladado de los recintos legislativos a los hogares, donde millones de ciudadanos, especialmente jóvenes, reciben información directamente a través de redes sociales. Esta digitalización del discurso político ha permitido que un segmento cada vez más amplio de la población participe en el debate, aunque a menudo de manera superficial y sin un análisis profundo de las implicaciones reales de la reforma. El fenómeno de la desinformación también ha estado presente, exacerbado por la velocidad con la que se difunden noticias falsas en redes sociales, lo que ha complicado aún más la percepción pública del conflicto.
En este contexto, el impacto social de la reforma judicial no se limita al ámbito institucional, sino que está transformando la forma en la que los mexicanos interactúan con su sistema político. La comunicación digital ha permitido a ambos bandos amplificar sus voces, pero también ha evidenciado la fragmentación de la sociedad y la creciente desconfianza en las instituciones.
Para Claudia Sheinbaum, que asumirá la presidencia en medio de este escenario, la gestión de esta polarización será un desafío monumental. Si bien ha mostrado habilidades para movilizar a las bases de Morena a través de redes sociales, también deberá encontrar formas de conectar con aquellos que temen que las reformas comprometan el futuro democrático del país.