Iztapalapa se erige como la alcaldía más insegura de la capital, liderando tristemente las estadísticas de feminicidios y dejando en evidencia la falta de avances significativos en materia de seguridad.
En la contienda por la Jefatura de Gobierno, la candidata Clara Brugada emerge como una figura central, respaldada por su extensa gestión en Iztapalapa, una de las alcaldías más pobladas y complejas de la Ciudad de México. Sin embargo, tras nueve años al frente, su legado está marcado por una serie de desafíos aún pendientes y una percepción negativa entre sus habitantes.
Con una población que supera los 1.8 millones de personas, Iztapalapa es un microcosmos de contrastes y necesidades. Durante su mandato, Brugada se enfrentó a problemas persistentes como la escasez de agua y la creciente inseguridad. A pesar de sus afirmaciones en contrario, respaldadas por datos cuestionables, la realidad es desalentadora. Iztapalapa se erige como la alcaldía más insegura de la capital, liderando tristemente las estadísticas de feminicidios y dejando en evidencia la falta de avances significativos en materia de seguridad.
La gestión de la candidata Brugada en Iztapalapa se caracterizó por una falta de soluciones concretas para los problemas arraigados en la alcaldía. Colonias enteras han sufrido durante años la escasez de agua, sin que se hayan implementado medidas efectivas para resolver esta crisis básica. Además, la inseguridad ha actuado como un freno para el desarrollo económico, limitando las oportunidades y perpetuando un ciclo de delincuencia, pandillerismo y deserción escolar, especialmente entre la juventud.
La candidatura de Brugada representa, según sus detractores, la continuidad de un gobierno marcado por el estancamiento y la negligencia. Su mayor carta, la promesa de replicar su modelo de gestión a nivel ciudad, genera inquietud entre aquellos que han sufrido las consecuencias de una administración que, lejos de progresar, ha dejado rezagada a la Ciudad de México. En resumen, la candidata Clara Brugada enfrenta el desafío de convencer a los ciudadanos de que su liderazgo puede superar los fracasos de su gestión en Iztapalapa. Con problemas estructurales sin resolver y una percepción pública negativa, su camino hacia la Jefatura de Gobierno está marcado por la incertidumbre y la necesidad de ofrecer respuestas convincentes a los cuestionamientos sobre su capacidad para liderar la Ciudad de México.